Reseña | Julián Martínez Villar

Siempre es de agradecer que los sellos discográficos apuesten por la difusión del repertorio de músicos no tan conocidos, como es el caso de Julián Martínez Villar, pianista, profesor de música y compositor nacido en Llodio (Álava) en 1870. En esta ocasión son la soprano Ariadna Martínez y el pianista Antonio Oyarzábal los que nos hacen vibrar de manera formidable con la música del compositor alavés. En el disco aparecen registrados los cuatro álbumes de Cantos vascongados y diversas obras pianísticas breves que responden a los convencionalismos de la época, esto es, valses y otras piezas de salón de gran calidad musical. Los Cantos vascongados, cuya publicación comenzó en 1904, son un conjunto de 31 canciones provenientes de la música tradicional vasca arregladas para canto y piano, entre las que se incluye la canción de pescadores ‘Boga, boga’, que otros compositores como Fauré o Guridi armonizaron para coro. El dúo Martínez-Oyarzábal funciona a la perfección. Martínez tiene un timbre cálido y a su vez vigoroso. La dicción de los textos es completamente nítida y la expresividad de los dos intérpretes hace que el oyente se sienta involucrado con la música desde la primera sílaba pronunciada. A todo esto hay que añadir la interpretación de Oyarzábal al piano, que deliciosamente acompaña con un buen equilibrio sonoro y de planos, dándole todo el protagonismo a la voz.

Una vez escuchados los Cantos vascongados, Oyarzábal interpreta siete piezas para piano solo: Zortzico, Judit, A orillas del Nervión, Los dos amantes, Rose d’été, El Arenal y Álava, obras de juventud del compositor. La versión que escuchamos se caracteriza por su frescura, naturalidad y elegancia en la dirección melódica.

El disco se cierra con la interpretación a dúo de la ya citada ‘Boga, boga’ y la marcha patriótica The texans are ready, compuesta en 1918 con texto de J. W. Falvella, que se refiere a la participación de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial: ‘Uncle Sammy, has gone to battle…‘.

Para el que esto escribe, la música de Martínez Villar ha sido todo un descubrimiento. ¡Bravo!

Por Francisco J. Balsera