José Fraguas interpreta a Manuel Quiroga
José Fraguas, violín
Alina Artemyeva, piano
Fundación Isidora M. 13.340-2018
El presente registro comparte el homenaje personal que el violinista José Fraguas dedica al violinista Manuel Quiroga, célebre intérprete y compositor para este instrumento que destacó principalmente entre su generación de la primera mitad del siglo XX con una carrera como concertista que obtuvo el reconocimiento de otros violinistas como Enescu, Kreisler o Ysaÿe, siendo el destinatario precisamente de la última de las seis sonatas para violín solo de este último, hasta que su trayectoria se vio truncada por un accidente.
La presentación de José Fraguas introduce a un joven violinista que, habida cuenta de su completo dominio técnico del instrumento, aborda un repertorio profundamente exigente desde una perspectiva artística,que muestra una deslumbrante musicalidad, patente desde el comienzo de la primera obra seleccionada, la anteriormente mencionada Sexta sonata del compositor Eugène Ysaÿe, que es interpretada pasionalmente mediante un inspirador romanticismo, con unasonoridad intensa en fragmentos idiomáticos de un virtuosismocompletamente deslumbrante en contraposición con fragmentos de una sensibilidad casi impresionista, en los que destaca una sonoridad ensoñadora medianteunos magistrales cambios de color.
Las restantes composiciones de este pequeño compendio comprenden una serie de obras para la formación de violín y piano pertenecientes tanto a Manuel Quiroga como al propio José Fraguas, quien también aborda su faceta como compositor mediante una interesante obra homenajepara violín solo basada en motivos sugerentes de influencia folclórica.Las obras del primero se encuentran basadas principalmente en estructuras tradicionales de danza con un tratamiento instrumental de brillante virtuosismo a la manera de Pablo de Sarasate, en las que Fraguas, acompañado por la pianista Alina Artemyeva, ofrece una visión completamente contrastante, de un eminente carácter popular, que nos conduce a través de un sonido profundo desde un lirismo evocador en la Habanera o en la Alborada hasta un carácter rítmico preeminente en la Jota o en el Zortziko, entre otras piezas.
Por: Abelardo Martín Ruiz
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