Reseña | José Arriola. Orchestral music

La Real Filharmonía del Galicia, bajo la batuta de Maximino Zumalave, nos presenta la grabación inédita de la obra orquestal de José Arriola (José Rodríguez Carballeira: Betanzos, 1895-Barcelona, 1954) conocido como Pepito Arriola o el «Mozart Gallego». Pianista y compositor gallego, niño prodigio y exiliado a Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, es considerado por sus estudiosos como uno de los más grandes compositores españoles del siglo XX, pero tristemente el grueso de su obra se perdió durante la Guerra y poco se ha conservado hasta nuestros días. De ahí la importancia de la grabación de estas magníficas obras, que supone la culminación de parte de un largo proceso de recuperación e investigación en el que todavía queda mucho por hacer.

Las obras recogidas en este doble disco pertenecen a su última etapa, escritas en Barcelona, tras su vuelta de Alemania, en correspondencia con ese luminoso periodo creativo de Albéniz, Granados, Turina o Falla y, sin duda, a la altura de todos ellos.

El trabajo realizado por Maximino Zumalave, la Real Filharmonía de Galicia y los solistas es intachable, y consigue recoger a la perfección la marcada personalidad compositiva de Arriola, esa búsqueda de la belleza a través de colores, texturas y cromatismos llenos de significado. Grabar y poner a disposición del público una hora de repertorio inédito es trabajo para valientes. ¡Y qué valientes!

La primera obra que escuchamos es el brillante Concertino para piano y orquesta (1953), en tres movimientos, con Joaquín Soriano como solista, una partitura muy colorista y poética, que incluso explora la disonancia, que en manos de Arriola entra perfecta al oído. Su tercer movimiento pone en alerta al espectador, con pasajes ágiles y de gran entramado musical.

A continuación llega el expresivo y veloz Divertimiento concertante para dos pianos y orquesta (1946), obra de gran profundidad y lirismo, llena de ideas que se engarzan entre pianos y orquesta, y en la que el Dúo del Valle realiza un trabajo interpretativo de primer orden. Una obra que nos permite pasar por todos los estados de ánimo, incluida la melancolía —¿la del propio Arriola?—. El tercer movimiento, Presto, es sublime y de gran virtuoso, muestra en poco más de seis minutos el gran oficio compositivo del gallego.

En el segundo disco encontramos dos canciones de las Seis poesías de Antonio Machado (1950) para barítono (Javier Franco) y orquesta: La aurora asomaba (El cadalso), de enorme profundidad dramática, cuya orquestación pone los pelos de punta al tiempo que sorprende y resalta la expresividad textual; y la melancólica La primavera besaba, cuyo trabajo orquestal está a la altura de los versos de Machado. Cierra esta parte el solemne y triunfal Epílogo instrumental (Antonio Machado. Su destino).

Los Tres textos cervantinos (1947) para voces (Javier Franco, barítono; Francisco Santiago, tenor; Carmen Durán, soprano; Ainhoa Zubillaga, alto) y orquesta abren con la intensidad orquestal de Aquí lloró Don Quijote, que contrasta con la ligereza de Mal me guardareis, para terminar con Marinero soy de amor. La enormidad de la orquestación, extremadamente descriptiva, nos hace pensar en la cantidad de material de Arriola perdido, a buen seguro de altísimo nivel.

Por último, el Concierto para trompa y orquesta (1948), del que destaca su exquisito y virtuoso tratamiento del solista. El trabajo realizado por David Fernández Alonso es excepcional, logra un sonido redondo, grueso en el registro grave y ligero en el registro agudo, que culmina con un final de enorme dificultad técnica, del que el trompista sale airoso. Esperamos que este concierto sea pronto incorporado al repertorio habitual del instrumento.

Las notas al programa de Julia M.ª Dopico Vale sitúan al oyente ante la escucha a realizar y reivindican el valor de un compositor que debería ser recuperado —no solo anecdóticamente— para la historia de la musicología española.

Grabación totalmente recomendable, que esperamos se complete pronto con el rescate del resto de obras del autor pendientes de grabación. No se la pierdan, les garantizo que se sorprenderán de que material de esta envergadura se halle prácticamente en el anonimato.

Por Pedro Téllez