Título: Joker
Director: Todd Phillips
Compositora: Hildur Guonadottir
Joker, la icónica película de 2019, contó con una partitura excepcional, cuya compositora, la islandesa Hildur Guonadottir, consiguió ganar el Oscar a la mejor banda sonora.
Joker: el descenso a la locura
Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) trabaja como payaso amenizando eventos en Gotham mientras trata de hacer realidad su sueño de ser cómico, pero sus problemas de salud mental y su situación marginal se lo impiden. Tras vivir una serie de desigualdades sociales y algunas situaciones violentas, se siente abandonado por una sociedad que le rechaza y humilla. Las experiencias traumáticas que Arthur sufre le llevan a una progresiva metamorfosis hacia el Joker, un villano con una personalidad despiadada que desata una ola de caos en la ciudad. De este modo, se muestra un retrato más profundo y psicológico del origen del antagonista de Batman.
Una banda sonora oscura y retorcida
Teniendo en cuenta que esta película trata de humanizar al villano, no es de extrañar que la música, llena de una personalidad característica, sea la encargada de que el espectador pueda comprender la razón y origen del Joker, mostrando la desolación y la oscuridad latente que se encuentra en su interior.
Como no podía ser de otro modo en una composición de Guonadottir, van a ser las cuerdas, en general en el registro grave, las encargadas de llevar el peso de esta banda sonora. En concreto, el chelo va a ser el protagonista de remarcar los momentos más duros y oscuros del filme, mediante unas pocas notas interpretadas con técnica extendida, cuyo sonido se mezcla con efectos electroacústicos. De esta manera, las cuerdas van a crear una base llena de dolor, que se escucha a modo de fondo lejano gracias a la reverberación. Pero mientras el protagonista va sumiéndose en su trauma, la música va tomando un cariz más nítido y cercano que se cuece a fuego lento. Esa lucha interna de Arthur se enfoca por medio de la música, mostrando un espíritu quebrado, que va construyendo un camino progresivo marcado por su dolor y una urgente necesidad de venganza.
La metamorfosis: bailando en un baño
Un baño oscuro, con luces parpadeantes, lleno de pintadas, sucio. En su interior, Arthur entra vestido de payaso. Ansioso y con miedo, cierra la puerta. El chelo comienza su lamento, las cuerdas vibran, las notas se prolongan hacia una interminable reverberación y Arthur, al fin, se relaja. Al son de la música, comienza a bailar. Bajo una tenue luz azul, sus pies se mueven sobre el suelo ajedrezado. La música es absolutamente dramática, enalteciendo a un payaso que acaba de abrir una puerta hacia un abismo del que no hay vuelta atrás. La cámara baila con él en una coreografía lenta, sobre una melodía sencilla, oscura y cargada de tensión, hasta que abre los brazos y mira de frente a un espejo lleno de manchas. Y así, en mitad de la inmundicia, se abre paso la belleza sobre una danza cuyos movimientos han ido rasgando los hilos de la crisálida, dejando salir al Joker, que ha llegado para tomar el control.
La transformación completa: bajando las escaleras
La escena de las escaleras fue tan icónica que ya forma parte de la cultura popular. La enérgica canción Rock and Roll del artista Gary Glitter tiene una carga simbólica muy importante para la película.
Arthur ya no es Arthur, se ha convertido por completo en el Joker. Con dicha canción de fondo, desciende unas escaleras realizando un baile liberador, cuya coreografía se adapta perfectamente al ritmo de la batería. De este modo, rompe con su vida anterior y se mimetiza con su nueva identidad. Las escaleras, que Arthur subía con pena, reflejando su esfuerzo por adaptarse a la sociedad y opresión a la que esta le sometía, van a simbolizar ahora la ruptura de sus cadenas, en este caso, bajándolas. Ya no es una víctima, la canción le empodera y la danza desenfrenada y caótica le convierte en alguien peligroso.
El tono festivo de la música contrasta con la tragedia que ha significado la vida del protagonista. La elección de la canción Rock and roll refleja la disociación de Arthur con la realidad, separándose de leyes e imposiciones morales y sociales, festejando lo que para él es un momento de victoria personal.
De este modo, la música va a jugar en esta película un papel crucial a la hora de intensificar el impacto emocional, ofrecer importantes contrastes, y dar matices irónicos. La banda sonora es tan importante que no solo define la personalidad del personaje principal, sino que supone una parte imprescindible en el contexto de la película.
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