Reseña | Johann Simon Mayr: Messa di Gloria in E Minor / Messa di Gloria in F Minor

 La producción religiosa de Johann Simon Mayr (1763-1845) es bastante numerosa. El director de orquesta Franz Hauk, el Simon Mayr Chorus y el estupendo conjunto con instrumentos originales Concerto de Bassus son, por derecho discográfico, los adalides de la recuperación del legado de este autor que vivió a caballo entre finales del Clasicismo y el primer Romanticismo, y que se encuentra en un injusto olvido en nuestros días. La labor de estos artistas ha desempolvado en el catálogo de Naxos numerosas piezas del compositor alemán establecido en Bérgamo que contribuyó a dinamizar con sus óperas y música sacra la vida musical italiana. Ahora el sello económico presenta una más de las maravillosas contribuciones religiosas de Mayr con estas primeras grabaciones mundiales de las Messa di Gloria en Mi menor y Fa menor, un género de misa católica que únicamente incluía el Kyrie y el Gloria, dando a esta última parte del ordinario un protagonismo absoluto que llegaba a alcanzar elevadas duraciones.

El Gloria de la Misa en Mi menor, la más extensa, obedece a un cuidado trabajo de reconstrucción realizado por Hauk, como apunta el propio director en las notas al disco, en base a la probable fecha de composición —que no está clara dentro de una horquilla entre 1820 y 1834—, las fuerzas instrumentales y vocales y la secuencia de tonalidades entre todos los movimientos que conforman esa parte del texto litúrgico. El estilo operístico italiano en la ornamentada y virtuosística escritura vocal, el tratamiento concertante de los movimientos con solos obbligati que acompañan a cada una de estas verdaderas arias (el chelo con el tenor en el ‘Christe eleison’, la trompa con el bajo en ‘Domine Deus’, la flauta y el fagot con la soprano en el sensacional ‘Qui tollis’ y trinos de violín con el tenor en el ‘Qui sedes’) hacen de esta misa una gran muestra del despliegue de imaginación melódica de Mayr, inspiración creativa que condensa la lírica rossiniana con la más ortodoxa tradición germánica. Entre los 8 solistas, equilibrados y siempre musicales, destaca el conocido tenor Markus Schäfer.

Por Germán García Tomás