Johann Sebastian Bach, The well-tempered clavier I
Trevor Pinnock, clave
Deutsche Grammophon 002894838436
Trevor Pinnock regresa al sello matriz del extinto Archiv Produktion con un proyecto personal largamente aplazado cuyo estudio y preparación, según reconoce, ha sido la experiencia más enriquecedora de su vida. Lejos quedan ya los cuatro álbumes —cuatro, nada menos— del clavecinista al frente de The English Concert publicados por Archiv en 1997, con interpretaciones modélicas de música sacra de Vivaldi; arias de Mozart, Haydn y Gluck junto a la mezzo Anne Sofie von Otter; la Música para los reales fuegos artificiales en la versión de 1749, para ‘instrumentos guerreros’, sin cuerdas, como exigiera Jorge II a Haendel; y los Conciertos para dos claves de Soler acompañado por Kenneth Gilbert, maestro y pionero del historicismo que nos dejaba el pasado abril a los 88 años. Después de esto Archiv apostaría por talentos que empezaban a destacar y la fructífera relación discográfica con Pinnock, iniciada con la Fantasía cromática y las Tocatas de Bach en 1977, se dio por concluida. Hasta ahora, que al aceptar la propuesta de grabación del músico, entre otros aciertos, Deutsche Grammophon revitaliza un catálogo donde la obra cumbre teórico-práctica de Bach, interpretada al clave, figura tan solo en los registros ya veteranos de Ralph Kirkpatrick (1965), Helmut Walcha (1975) y Gilbert (1984).
Durante los tres últimos años Pinnock se ha centrado diariamente en el estudio de un preludio o de una fuga, practicando cada pieza al clavicordio y en su cembalo alemán copia del período. Considera grabar con un instrumento original. Finalmente decide hacerlo con el que durante casi cuatro décadas ha sido su ‘pareja musical’, un clavecín (8’4’8’) construido según las pautas de los modelos de Henri Hemsch hacia 1740. Opta por la afinación de Köthen durante la estancia de Bach: un tono por debajo del La 440 Hz, si bien buscando una mayor amplitud y consonancia en las terceras con sostenidos. La clara y grata sonoridad del Hemsch permite al experimentado Pinnock mostrarnos un Bach preciso, luminoso en la complejidad, prodigioso en los pasajes de enigmática hondura y en aquellos que nos arrancan la sonrisa del placer intelectual.
Por Alejandro Santini Dupeyrón
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