Jean-Baptiste Parant es un compositor de la época del Rococó bastante desconocido, pero con obras muy interesantes. De hecho, el sello Brilliant Classics acostumbra a dar a conocer obras para teclado antiguo (órgano, clavecín o fortepiano) de un sinfín de compositores, lo que nos permite descubrir este tipo de repertorios. Es el caso del disco que hoy comentamos, en el que la clavecinista barcelonesa Eva del Campo nos presenta el primer libro de piezas para clave de este compositor.
Lo primero que cabe destacar es la buena calidad de la música, con un estilo de transición entre el Barroco y el Preclasicismo que nos puede recordar a la música de Rameau y que también se permite el lujo de poner títulos caprichosos a muchas de las piezas, a modo descriptivo. Sobresale el gusto interpretativo de la clavecinista, quien hace uso de una rica variedad de articulaciones, siempre tan necesarias en un instrumento como el clave, así como de un variado uso de los registros del instrumento (los dos registros de 8 pies y el registro de 4 pies acoplado a los otros dos cuando la música requiere más sonido).
El instrumento empleado es un clave francoflamenco de dos teclados construido por Martine Argellies, copia de un Rückers-Taskin del siglo XVIII. La sonoridad del Espai Ter de Torroella de Montgrí es magnífica, con la resonancia necesaria para este tipo de música.
Destaca la pieza Les Cascades, en la que las escalas representan de una manera muy descriptiva ese fenómeno natural y en donde la música suena brillante y con vigor. En la pieza La de Monpesat destaca esa sutileza de que el bajo no coincida exactamente con la mano derecha para así dar suavidad a la sonoridad del instrumento y que no suene con dureza. El disco termina con una vigorosa Pantomime.
Se agradece que el libreto del disco esté traducido al castellano, además de estar en otros idiomas. Después de la escucha de esta grabación surge la pregunta de por qué todavía muchos de estos compositores tienen una posición secundaria en la historia de la música. Está claro que el público melómano está dispuesto a descubrirlos.
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