Reseña | Imprinting

La Accademia Bizantina es un ensemble con una trayectoria más que extraordinaria. Fundada en 1983 en Rávena, su principal intención es y ha sido elevar el repertorio barroco a su máximo esplendor, tal y como lo fue en aquella época, entre 1600 y 1750. Se considera que este importantísimo periodo musical llegó a su fin con la muerte del célebre compositor alemán Johann Sebastian Bach.

Con un gran número de producciones discográficas, la Accademia Bizantina ha estado bajo la dirección musical de Ottavio Dantone desde 1996, un clavecinista especialista en la ejecución del repertorio barroco. Lo más interesante de esta agrupación es que sus integrantes tocan con instrumentos de época, es decir, instrumentos diseñados de la misma manera que en los tiempos de Bach o Vivaldi. Gracias a esto, el auditor puede escuchar las obras tal como en la época en que se compusieron, una experiencia a la que hoy en día no es fácil acceder.

A pesar de ser especialistas en música barroca, la Accademia Bizantina también ha expandido sus horizontes y ha incursionado en otros períodos musicales, como el clásico y el romántico. Este es justamente el caso de su último disco Imprinting, una producción musical que incluye dos importantes obras del Romanticismo, la Sinfonía núm. 3 en Mi bemol mayor opus 97 ‘Renana’ (1850)deRobert Schumann (1820-1856) y la Sinfonía núm. 4 en La mayor opus 90 ‘Italiana'(1833) de Felix Mendelssohn (1809-1847). Según Dantone, la elección de estas dos monumentales obras se basa en la enorme influencia de Bach en ellas, además de la presencia de elementos de la música barroca. Todo esto, sumado a una magnífica ejecución, transforma esta propuesta musical en un maravilloso registro digno de ser escuchado con atención.

¿Puede el público de hoy reencontrarse con una música escrita hace varios siglos? Sí, claro que es posible, y la Accademia Bizantina ha hecho una estupenda labor no solo con este álbum, sino también a lo largo de todos los años que lleva como ensamble. ¡Este es un disco más que recomendado!

Por Débora Ñancupil Troncoso