Bajo el sugerente título Impressôes, el pianista Javier Rameix nos propone un viaje musical basado en obras para piano de compositores latinoamericanos. El disco comienza con la interpretación de la Sonata núm. 1 opus 22 de Ginastera. Escrita en 1952, sus cuatro movimientos son muy exigentes desde el punto de vista técnico e interpretativo. La música nos recuerda en muchos momentos a las animadas figuraciones rítmicas de Bartók o a las sonoridades de la Segunda Escuela de Viena. Rameix realiza una interpretación formidable, de gran fuerza expresiva y con enorme solvencia para resolver todas las exigencias técnicas. Seguidamente escuchamos las Bachianas brasileiras núm. 4, en las que se observa la admiración que el compositor sentía por la música de Bach y el folclore brasileño, dando lugar a unas piezas en las que se conectan ambos estilos musicales. Destacamos el cuidado que pone el intérprete en la conducción de las diferentes melodías. Con 21 años Ginastera compuso sus tres Danzas Argentinas opus 2, en las que Rameix saca partido de los vibrantes ritmos y del diferente colorido que caracteriza a cada una de las danzas. Seguidamente volvemos a escuchar una obra de Villa-Lobos, el Ciclo brasileiro, un conjunto de cuatro piezas de carácter romántico e impresionista. A destacar la Festa no Sertao por su exigente virtuosismo y las Impressôes seresteiras, que dan título a este disco, por su seductora melodía. Por último, escuchamos tres piezas breves de compositores venezolanos no tan programados en las salas de concierto: Joropo de Moisés Moleiro, Mañanita caraqueña de Evencio Castellanos y El diablo suelto de Heráclio Fernández. El joropo es la danza tradicional de Venezuela, de carácter vivo que contrasta con la delicadez de la obra de Castellanos, para terminar con el enérgico vals de Fernández.
Rameix es un excelente pianista que nos hace vibrar con las versiones que aquí propone. Su técnica está siempre al servicio de la expresión, mostrando en todo momento una consistente articulación y jugando con los diferentes contrastes de la música. ¡Maravilloso!
Por Francisco J. Balsera
Deja una respuesta