El disco se abre con tres piezas de Granados: Quejas o la Maja y el Ruiseñor, Valses poéticos y Allegro de concierto opus 46. Todas ellas muestran la sensibilidad y la belleza característica que tienen las melodías del compositor. La primera pertenece a la suite Goyescas, una obra maestra de la literatura pianística; la segunda nos recuerda a la música de Chopin y la tercera a la de Liszt, por su gran lirismo y su deslumbrante alarde técnico. La pianista las interpreta con gran musicalidad, fluidez y un fraseo y canto melódico muy claro y elegante.
De Falla escuchamos las Cuatro piezas españolas, estrenadas en París en 1909 y en las que se observa alguna influencia del Albéniz e incluso del impresionismo como sucede al escuchar la Montañesa. Gaitán explota con elegancia el lirismo característico de la Cubana o el dinamismo y vigor propios de la Aragonesa y la Andaluza. La variedad de timbres y sonidos que se extraen del piano nos hacen pensar en una orquesta.
A continuación le toca el turno a las Danzas fantásticas opus 22 de Turina, quizá su obra más célebre para piano (posteriormente fueron orquestadas por el propio compositor) en la que está claramente presente el aire andaluz con sus ritmos vigorosos y melodías elaboradas.
Para terminar el recorrido musical, escuchamos El Albaicín, perteneciente al tercer cuaderno de la suite Iberia, otro monumento de la música española para piano. Gaitán aporta una versión excelente de la obra, resaltando los elementos flamencos y haciendo uso de una amplia gama de efectos y colores que nos transportan al barrio más antiguo de Granada.
María Dolores Gaitán muestra una técnica impecable y aborda el repertorio con valentía, mostrando a la vez un amplio conocimiento y experiencia en la música que interpreta. Sin duda, un disco muy recomendable.
Por Francisco J. Balsera
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