Reseña | Identidade

Siendo intérprete… ¿cómo mantener la personalidad sonora individual queriendo al mismo tiempo fusionarla con las ideas de otros intérpretes, compositores y productores?

Identidade nos ofrece la primera grabación mundial de las cuatro obras que contiene, donde las compositoras y las intérpretes expanden sus ideas originales desde las raíces culturales de sus orígenes y procesos creativos.

De ida y vuelta de Gabriela Ortiz, originalmente para dos guitarras —pero traducida a flauta y guitarra específicamente para el presente álbum— nos presenta un lenguaje basado en el diálogo entre el flamenco y el sol veracruzano. La composición de Clarice Assad, Triptych, nos transporta en forma de Frevo, Cançao y Choro a la efervescencia de los ritmos brasileños con aire de saudade melódica que siempre lleva como seña de identidad. La tercera obra, Goyescas, compuesta por Elisenda Fábregas e inspirada en las impresiones de cinco pinturas de Goya, nos brinda un recorrido por el auténtico costumbrismo español: los pregones y fanfarrias, las duras jornadas de trabajo, el carácter de las majas y su sensualidad pasional, los juegos de niños, la picaresca… todo ello desde la perspectiva de luces y sombras que ofrece el lenguaje de lo que hoy conceptualizamos como ‘música contemporánea’. El álbum finaliza con Bambuleá de la compositora puertorriqueña Johanny Navarro que vuelve a inyectar en el oyente un ritmo afrocaribeño que hace inevitable escucharlo y ‘bailarlo’ una y otra vez.

Y dando respuesta a la pregunta con la que comienza esta reseña: la única forma de no perder la propia identidad interpretativa-musical es profundizar en la música que se está interpretando hasta su elemento primigenio, olvidarse del ‘yo’ para convertirse simplemente en Música. Pero para esto, tenemos que encontrarnos con intérpretes de la calidad de Andrea González (guitarra), Amalia Tortajada (flauta) y Celia Ruiz (ingeniera de sonido) quienes han logrado perfectamente la dualidad entre la fusión de las personalidades estilísticas y la individualidad del carácter sonoro de cada obra y su propia interpretación.

Por Sara Guerrero Aguado