Iberian harpsichords concertos
La Tempestad
Alfonso Sebastián, clave
Silvia Márquez Chulilla, clave y dirección artística
IBS ClassicalIBS-122017
Mientras que en el resto de Europa los conciertos florecían para diversidad de instrumentos, en la España dieciochesca acaparaban todavía la atención de los compositores la música religiosa y, en especial, formas de baile como el fandango o la seguidilla. No obstante, cruzado el ecuador de la centuria, la afluencia de músicos italianos en las cortes hispanas impuso la moda de este género.
Abrimos boca con el Concerto o sia Quintetto per Cembalo o Piano Forte (1785) de José Palomino. Violinista en la Real Capilla, y más tarde en la homóloga portuguesa, su lenguaje es ya puramente clásico: desde la estructura (allegro-andante-rondó) hasta los recursos idiomáticos (bajos Alberti, escalas, apoyaturas…), el carácter desenfadado y gracioso de su concierto recuerda a los primeros escritos por Mozart.
Retrocedemos hasta el Concierto de clave (1767) de Manuel Narro. En aquel momento sacerdote y organista en Játiva, su obra, principalmente sacra y vocal, alcanzó una amplia difusión. Pese a ser considerado “mejor tañedor para música de la Iglesia” en su época, su concierto se enmarca en una estética galante, alejada del estilo religioso con multitud de ornamentos, acordes rítmicos y cruces de manos.
Por último, el Concierto para dos claves del napolitano Pergolesi (1710-1736) es el primero de su especie en el sur de Europa. En un estilo plenamente barroco y escrito sobre un bajo continuo, es de un gran virtuosismo y riqueza musical.
En un recorrido inverso por el siglo XVIII, La Tempestad nos traen la primera grabación mundial de estos tres conciertos brillantes, frescos y sorprendentes,con deliciosas interpretaciones, en un disco imprescindible para los amantes del clave.
Por: Pablo F. Cantalapiedra
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