Johanna Rose, viola da gamba
Josep Maria Martí Duran, tiorba
Javier Núñez, clavecín
Rubicon Classics RCD1041
Cuando escuchamos el nombre de Marin Marais en seguida nos viene a la mente la película Tous les mations du monde, con banda sonora de Jordi Savall, y es que aún hoy día las versiones del músico de Igualada de este autor francés siguen siendo inigualables. Partiendo de esta premisa, Johanna Rose nos ofrece un programa de música francesa, con Marais como hilo conductor del disco. Este disco nos sorprende gratamente por un muy buen empaste entre los e instrumentos (viola da gamba, tiorba y clavecín). A diferencia de otras versiones en que se incluye una segunda viola da gamba a modo de bajo continuo, aquí solo el clave y la tiorba desarrollan este papel, pero como ambos intérpretes tocan en plenitud de facultades, consiguen un bajo continuo rico sin necesidad de recurrir a un segundo instrumento de arco.
La línea Cloches ou Carillon de Marin Marais nos recuerda a su obra Sonnerie de Sainte-Geneviève du mont du Paris, con idéntica línea del bajo y presente en la banda sonora de la película citada anteriormente. En esta pieza la tiorba introduce el bajo de manera magistral, a la que posteriormente se añadirán los otros instrumentos. Johanna Rose nos da una lección de buena técnica y musicalidad, con algún punto de mucho riesgo.
En la pieza Le Tourbillon, Rose arriesga hacia una velocidad extrema, al límite ya de su propia técnica, pero que resuelve solventemente. El clavecín nos aporta siempre acordes plenos y resonantes, como necesita la música francesa. Un detalle que le da originalidad al disco es que se ha grabado, además de las obras grupales, una pieza sola para cada instrumento, de tal manera que podemos escuchar cómo suena cada intérprete por separado. También el hecho de incluir obras de Couperin y De Visée da variedad al disco. Esperemos que este trío de grandes músicos nos siga deleitando con más trabajos como este.
Un último detalle curioso: la portada de Johanna Rose con alas de ángel nos recuerda al famoso y pésimo disco de Florence Foster Jenkins,aquella cantante millonaria y extravagante de voz horrible.
Por Àngel Villagrasa Pérez
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