Hirviendo el mar
Vandalia -ArsAtlantica
Rocío de Frutos y Verónica Plata, tiples
Gabriel Díaz, alto
Víctor Sordo, tenor
Javier Cuevas, bajo
Manuel Vilas, arpa de dos órdenes
IbsClassical IBS102018
Entre todas las maravillas que nos legó el siglo XVII, los tonos humanos quizá sean un repertorio que pase algo desapercibido en la explosión de creatividad que inundó el viejo continente. A la vez, representa un vasto corpus del que, aparentemente, solo conocemos la punta del iceberg. De hecho, Manuel Vilas lleva años inmerso en la grabación integral del Manuscrito Guerra, una fuente de 200 tonos humanos inéditos que le han valido los premios GEMA al mejor trabajo de investigación y al mejor trabajo discográfico 2017.
El manuscrito m. 1262 de la BNE, fechado en 1656, es otra valiosa mina en la que encontramos 222 de estas piezas vocales a 3 y 4 voces con acompañamiento de bajo continuo. De entre todas ellas, Vilas ha seleccionado 11 tonos, la mayoría de ellos anónimos, a los que han puesto voz algunos de los nombres más repetidos en el panorama de la música antigua española de nuestros días, acompañadas del delicioso arpa de dos órdenes, instrumento fundamental en el Seiscientos.
Desde una panorámica general, nos paramos ante un programa dinámico, que compensa el estatismo de la plantilla a lo largo del álbum con una cuidada alternancia de afectos de pista en pista y se favorece de la naturaleza fresca e íntima a la vez de los tonos humanos. Si bien la selección de cada cantante está más que justificada, el empaste que logran entre ellos, con momentos tan especiales como los que presenciamos en Qué festivo el arroyuelo, nos sorprenden y ayudan a degustar la escritura armónica de este repertorio. También el periplo teatral de estos intérpretes apoya el carácter dramático de estas piezas, en las cuales, a la manera de los madrigalistas, los compositores utilizaban el texto como punto de partida y se comprometían con las emociones que de ellos emanaban.
Un giro al cuarto modo pinta de color ibérico No quier más burlas, Juana, que sigue la habitual estructura de coplas y estribillo a su vez de tanto calado en la Península. No cantéis, dulce ruiseñor nos trae una excelente interpretación a capela antes de reintroducir el arpa en la última pieza, Salió a la fuente Jacinta.
Podríamos hablar mucho más sobre la riqueza de este repertorio y de sus versos, pero seguramente valgan más la escucha de este trabajo y la lectura de sus notas al programa.
Por: Pablo F. Cantalapiedra
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