Título: Hereditary
Director: Ari Aster
Compositor: Colin Stetson
Hereditary, el terror en su forma más pura
El saxofonista y compositor Colin Stetson, conocido por su trabajo experimental, fue el encargado de realizar una banda sonora que completara una película redonda. Ari Aster demuestra con Hereditary que se puede hacer terror alejándose del cliché y volviendo a las bases del miedo, con un estilo y enfoque influenciado por el maestro Hitchcock.
La familia Graham comienza su declive tras la muerte de la abuela Ellen. Annie (Toni Collette) trata de dar significado a los traumas de su infancia por medio de su trabajo como miniaturista. Charlie (Milly Shapiro), su hija, comienza a tener comportamientos extraños, y Peter (Alex Wolff), su hijo, combate con la adolescencia, una serie de eventos extraños comienzan a ocurrir. Mientras tanto, Steve (Gabriel Byrne), el padre de familia, trata de lidiar con los problemas de forma escéptica, se cerciora de que nadie le tiene en cuenta. Poco a poco, la familia descubre que no pueden escapar de una rara herencia familiar relacionada con un demonio llamado Paimon, que amenaza con destruirlos.
La armonía del miedo basada en el saxofón
El primer aspecto clave que destaca de la banda sonora de Hereditary es que nos encontramos ante una musicalidad poco convencional. Stetson crea una partitura basada en un estilo característico, con técnicas avanzadas de saxofón y una variedad de métodos pocos comunes como la respiración circular, el percussive key clicking (tan empleado en el jazz), que se basa en tocar instrumentos de forma percusiva, o produciendo varias notas al mismo tiempo con instrumentos de viento. De este modo, consigue crear una musicalidad audaz que encaja a la perfección con la ambientación del filme.
El empleo de texturas densas contribuye a la creación de una atmósfera incómoda, donde la tensión aparece por medio de capas sonoras que se entrelazan entre sí. El compositor consigue este efecto gracias a una serie de patrones repetitivos que podríamos calificar de minimalistas, con una serie de disonancias que incrementan la sensación de soledad y desesperación que sufren los personajes.
Estamos ante una banda sonora crucial porque, lejos de ser un mero acompañamiento de la imagen, actúa como un personaje más de la trama: la manifestación del demonio Paimon. Esto se percibe desde el principio de la película con la pieza llamada Funeral. Mientras la familia se encuentra en el velatorio de la abuela, la tensión se mantiene por medio de una sonoridad increscendo y una serie de notas graves de saxofón, pesadas y densas, que aportan la misma incomodidad al espectador que siente la familia al sentirse observados y vigilados por los presentes; amigos de la difunta que desconocen. De forma muy sutil, gracias a la música y a modo de símbolos (como el colgante de Annie), se refleja que Paimon está acechando a la familia, y antecede la tragedia que va a acontecer.
La música empleada para el personaje de Charlie, a modo de leitmotiv, se basa en una serie de sonidos agudos, con un chirrido que nos recuerda al canto nocturno de los grillos. Eso nos lleva al ámbito nocturno y sombrío, presagio del destino de este personaje, y la ambientación imbuye al espectador hacia su psique, exactamente donde reside Paimon: en el interior de Charlie. La música que acontece al accidente que sufre, finaliza con una armonía en tonos mayores usando el citado percussive key clicking, y cierra con un silencio abrupto, que refleja las intenciones reales del demonio. A la mañana siguiente, aparece la pieza llamada Mourning, (luto, en inglés, también la raíz mour significa muerto en francés), basada en una ambientación circular, a modo de marcha errante, que queda rota con el grito de su madre al percatarse de la tragedia. Esta atmósfera sonora representa el deambular de Paimon, ahora fuera de Charlie, en busca de su nuevo huésped.
Algo parecido sucede con la música que representa a su hermano Peter. Mediante la amplificación del saxofón se consigue crear una sensación de ansiedad y desorientación, que se incrementa con sonidos del aire a modo de respiraciones distorsionadas. Este es el estado emocional del personaje durante la mayor parte de la película, siendo consciente de que algo extraño intenta controlarle, pero sin saber bien qué.
Stetson guarda para el final de la película dos últimas piezas magistrales a modo de conclusión: Reborn y Hail, Paimon! La primera es un largo crescendo por medio de una aguda sonoridad, combinando elementos de piezas anteriores y culminando en una cacofonía coral. Paimon ha conseguido entrar en el cuerpo de Peter, su verdadero huésped. La segunda es un chirrido metálico que finaliza con la prolongación de un coro grave que se enlaza con las cuerdas en agudo. Paimon es coronado en una grotesca celebración y está listo para reinar.
La banda sonora de Hereditary eleva el filme a límites inexplorados en el terror, llevando al espectador a vivir una experiencia sensorial sonora que rompe los estándares establecidos. De forma sutil, las ambientaciones reflejan el estado emocional de los personajes, construyendo una tensión impredecible, empleando el silencio de forma magistral y jugando con la ambigüedad, el miedo y la confusión. Por medio de un enfoque experimental y un gran conocimiento de su instrumento, Stetson ha conseguido crear una música inquietante, llena de pavor, angustia y tensión, amplificando una experiencia audiovisual inmersiva y aterradora.
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