Reseña | Harpsichord Concertos

El clavecín, clavicémbalo o simplemente clave, son nombres que podemos utilizar para designar a un mismo instrumento de cuerda pinzada para el que tanta literatura surgió en la época del Barroco (también en épocas anteriores). Este hecho, a veces, hace olvidar al oyente (¡y a los programadores!) que existen obras fantásticas en el siglo XX destinadas al clave. Es el caso del presente disco del sello Ibs Classical, donde se nos presentan los conciertos para clave de Manuel de Falla, Francis Poulenc y Salvador Bacarisse. Si bien podemos afirmar que los conciertos de Falla y Poulenc son bastante conocidos (especialmente el de Falla), no podemos decir lo mismo del concierto de Bacarisse, obra muy poco conocida a pesar de su gran belleza. Esta grabación recoge la grabación de esos tres conciertos interpretados por Silvia Márquez, acompañada de la Orquesta Sinfónica de Murcia, bajo la dirección de Virginia Martínez. Dos mujeres, por tanto, son las protagonistas de esta grabación, cosa que demuestra cada vez más que el perfil femenino va ganando terreno en un mundo tradicionalmente dominado por hombres.

Conviene destacar, en primer lugar, el bello sonido del instrumento empleado: un clave construido por Joop Klinkhamer en 2000 sobre un modelo de Claude Labrèche, cosa que ya, de entrada, nos aporta una sonoridad diferente (más barroca, quizá) a la que estamos acostumbrados en conciertos de este tipo. Silvia Márquez hace una demostración de solvencia técnica, buena musicalidad, variedad de articulaciones, así como naturalidad en los distintos cambios de registro del instrumento. Los tempi están bien elegidos y no hay excentricidad alguna, cosa que hace honor al buen gusto, pues en el siglo XXI a veces se abusa de rarezas que no tienen ninguna justificación musical. Destaca el buen empaste de los vientos en el Concierto de Falla, su carácter intimista y la complicidad de la clavecinista con los músicos (de hecho, este concierto está pensado solamente para cinco instrumentistas, además del clave, con lo cual aquí no actúa la figura de la dirección orquestal sino la de la complicidad de la música de cámara). Quizá esta sea la obra más conocida de todas y también la que tiene más carácter de música de cámara, a pesar de tratarse de un concierto para clave.

La obra más espectacular, sin duda, es el Concierto campestre de Poulenc, no solo por su rica orquestación, sino también por la parte solista exuberante en donde Silvia Márquez nos hace disfrutar de esos fuegos artificiales que propone Poulenc, especialmente en los movimientos extremos y en donde cabe resaltar su brillante interpretación del primer movimiento.

Finalmente, el Concierto de Bacarisse nos sitúa en un ámbito intermedio entre el concierto de Falla y el de Poulenc. Se trata de un concierto de estilo neoclásico que nos hace descubrir a un compositor diferente al del famoso concertino para guitarra y orquesta que en su momento Narciso Yepes hizo famoso.

El librillo del disco está bien documento y nos ofrece una información concisa e coherente del repertorio grabado. En definitiva, en esta grabación, Silvia Márquez vuelve a incidir en la música del siglo XX para clavicémbalo, cosa que demuestra que esta literatura es muy interesante y que cabe aún descubrir. De hecho, en su disco Herbania (2019), Silvia Márquez ya nos dio una lección de música del XX empleando diferentes clavicémbalos, con resultados formidables.

Disciplina orquestal, buen empaste entre instrumentos de viento y cuerda, dirección precisa de la orquesta, fuerza interpretativa y carácter de la solista son otros de los adjetivos que podríamos adjudicar a este disco que, como cosa negativa, solo cabe decir que 55 minutos se hacen cortos, con lo cual se nos plantea la pregunta de si habrá más entregas de este estilo (¡esperemos que sí!).

Ahora se trata también de hacer pedagogía en los conservatorios y programaciones de conciertos y que en los planes de estudios de música antigua se dedique también una atención especial a los compositores modernos que escriben también para instrumentos antiguos pues, muchas veces, quedan olvidados.

Por Àngel Villagrasa Pérez