Excelente disco dedicado a la música de cámara de Haendel interpretada con instrumentos originales y criterios históricos interpretativos. La selección musical es muy variada, pues encontramos obras para violín, flauta y bajo continuo y para violín o flauta solo y continuo. El bajo continuo va variando en función de la obra interpretada, cosa que permite jugar con colores diferentes, como si de una obra pictórica de tratase. En términos técnicos, a eso se le llama bajo continuo «poético». Cuando el continuo actúa en plenitud, la instrumentación es de clavicémbalo, violonchelo y archilaúd/guitarra barroca. Así, por ejemplo, en las sonatas para violín o flauta no interviene la cuerda pulsada (ni el violonchelo en la de violín) y en dos tracks del disco no interviene el clave. A modo curioso y original se añade una pandereta en una Musette y una Gavotte del disco. Algo así ya hizo Nathalie Stuzmann en su disco Prima Donna con su orquesta barroca Orfeo 55. Se trata de una licencia de los intérpretes que, evidentemente, no escribió Haendel pero, ¿por qué no permitirse alguna licencia de vez en cuando si funciona?
Cabe hacer una mención especial al segundo movimiento de la Trio sonata opus 5 núm. 1 en donde el pizzicato del violonchelo y la muy buena y melódica realización del bajo continuo a cargo del clave en el registro agudo del instrumento convierten a este movimiento en sumamente atractivo.
En definitiva, muy buena música de cámara de un compositor internacional como Haendel en manos de músicos españoles. De una manera progresiva vamos viendo cómo aumentan los grupos españoles especializados en la interpretación de la música antigua. Si bien Couperin titulaba una de sus obras L’apothéose de Lully, nosotros podríamos denominar a este disco L’apothéose de Händel, palabra que da, precisamente, nombre al grupo.
Por Àngel Villagrasa Pérez
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