Reseña | Guillaume de Machaut: sacred and secular music. Messe de Nostre Dame

Con una gran trayectoria en la primera línea de la música medieval y un elenco de lujo, las grabaciones de la obra de Guillaume de Machaut (1300-1377) llevadas a cabo por el Ensemble Gilles Binchois son en muchas ocasiones la referencia a la que acudir. Con tres discos dedicados por entero al compositor más relevante de la Edad Media grabados entre 1988 y 1994, la figura de Dominique Vellard y de otros nombres que participan en estas reconstrucciones son a día de hoy leyendas vivas de la interpretación de la música medieval. En este triple CD editado por Brilliant Classics encontramos sus tres trabajos, la Missa de Notre-Dame, Le vray remèded’ amoury Le Judgement de Roi de Navarre, en un solo álbum.

Considerada el pináculo de la música medieval, la Misa de Machaut es la primera misa completada por un solo autor y concebida como un todo, con motivos que se repiten a lo largo de todo el ciclo. Considerando que la misa se interpretaba en una capilla lateral de la catedral de Reims con cantores contratados, Vellard opta por cantar la polifonía con un único cantor por parte, ayudando además al empaste y a la claridad melódica y armónica.

Podemos hablar de una interpretación común en los dos compactos dedicados a la música profana de Machaut. Encontramos una selección de Le VoirDit y Remede de Fortune, dos largos poemas con interpolaciones musicales poniendo énfasis en aspectos del texto. Además de narraciones de poemas y textos del propio Guillaume, más conocido en su época por su poesía que por su música, aquí se intercalan algunas de las baladas, motetes, chansons y rondós más conocidos de Machaut, como J’aimsan spenser, De toutes flours o Je vivroi eliement, interpretados por cantantes e instrumentistas que tantas veces hemos visto desfilar por estas páginas, entre los que se cuentan Pierre Hamon, Andreas Scholl y Brigitte Lesne.

En definitiva, esta reedición de los trabajos machautianos de Gilles Binchois es un obligado en la discoteca de cualquier aficionado a la música antigua.

Por: Pablo F. Cantalapiedra