Para muchos siempre ha sido fácil codificar el ADN de la música y de los músicos. Sin mucha complicación, quien se forma en la tradición clásica navega única y exclusivamente en ella, hasta convertirlo en obsesión. Y digo clásica porque es en esta en la que más se ha desarrollado la capacidad de aislamiento, en una especie de élite mal vista por los de fuera, reputación casi siempre bien ganada por los de dentro.
Pero de lo que se han olvidado es que la estructura de doble hélice que nos conforma se crea, no es fruto de la espontaneidad ni de la transmisión genética.
Vandalia Trío representa una GENeración cuya teoría de la biología molecular dista mucho de lo anteriormente mencionado. Una generación que no llega para inventar ni restablecer ningún canon, pero sí para reivindicar la necesidad de plasmar en nuestro mundo musical la verdadera estructura que recorre nuestra identidad artística, que no es más ni menos que la tolerancia de todas o casi todas las referencias musicales actuales y pasadas; la asimilación biológica de sus estructuras que se traduce en la unión de todas ellas en un lenguaje que se hace personal y actual.
GEN es, sin duda, un salto generacional de la música de concierto. Es el grito de una juventud que bebe de todo y que, sin complejos, crea sin barreras estilísticas. Es el trabajo de tres músicos que han entendido y asumido su lugar en la música actual, y que ejercen su papel de una manera brillante. Y ya no solo porque sean unos fantásticos contrabajista, flautista y violinista multiinstrumentista, sino porque, además, son unos maravillosos compositores que se han atrevido a crear diez piezas originales (con algunos arreglos) entre los tres. Pablo, Irene y Fernando son el reflejo de toda una marea de músicos que se forman en los conservatorios, que interpretan en las más exquisitas salas de concierto las obras de repertorio vestidos de chaqué pero que, después de toda la parafernalia, no tienen complejo sino orgullo por seguir explotando y explorando sus habilidades con otras músicas que son, quizás, más reflejo de este mundo.
Con estas palabras no quiero crear confusión. Este disco es, sin duda, una exquisitez de nuestra música ‘clásica’, de concierto, actual. Analícenlo con papel y lápiz. Pero por favor… ¡Disfrútenlo!
Por Pablo de Diego
Deja una respuesta