Reseña | Galdosiana. Laura Vega

Galdosiana recoge tres de las obras orquestales más relevantes de la compositora Laura Vega grabadas por intérpretes de lujo: la pianista Marta Zabaleta, la guitarrista María Esther Guzmán y la Orquesta Sinfónica de Navarra bajo la batuta de Lucía Marín. Es precisamente la directora, que está bien familiarizada con la obra de Vega, la que nos da la pauta del disco: ‘Estamos ante partituras que se pueden ‘tocar’, que sugieren imágenes, sabores y fragancias infinitas’.

El carácter plástico o sensorial de la música de esta compositora se deriva de al menos dos elementos muy claros. Por un lado, de su capacidad para construir estructuras flexibles, una suerte de ‘olas’ de energía que se encogen y se dilatan y que generan momentos de contemplación y cambios sorprendentes. Esto se aprecia bien en Caelum in terra, una obra en la que un continuo sonoro atraviesa diferentes ambientes a la manera de un juego de luces y sombras, y en la que los gestos del piano, interpretados de manera lírica y apasionada por Marta Zabaleta, terminan de redondear una música cargada de tintes espirituales. Pero, además, y, por otro lado, en estas obras encontramos un entramado de citas y referencias que les confieren un carácter narrativo o testimonial. ‘¡Grande amigo de los melancólicos es el mar!’ dice la cita de Galdós que encabeza Galdosiana. Las cartas del escritor y diferentes pasajes de su vida, pero también una serie de citas musicales provenientes del acervo de la propia compositora, son el ‘argumento’ de esta música repleta de secuencias evocadoras en las que la Sinfónica de Navarra, liderada por Marín, tiene oportunidad de demostrar su amplio rango de colores y matices. Ambas ideas, la fluidez de la estructura y los elementos extramusicales, se dan cita en Luz, Amor y Éxtasis. Esta ambiciosa pieza recoge alusiones musicales y textuales de Brahms, Villalobos o Scriabin, y construye una serie de escenas brillantes en las que la guitarra, magistralmente interpretada por María Esther Guzmán, funciona como guía de un auténtico viaje hacia el éxtasis.

Por Manuel Pacheco