Reseña | Franz Liszt. Années de Pèlerinage

El doctor Manuel Sans Segarra, prestigioso cirujano y pionero en la investigación de la supraconciencia, que explora las ECM (experiencias cercanas a la muerte) desde una perspectiva científica y espiritual junto al periodista Juan Carlos Cebrián en su libro La Supraconciencia existe: Vida después de la vida, dice que somos materia y energía, todos y cada uno de nosotros, y nuestro entorno. La relatividad del espacio-tiempo en nuestra existencia como individuos irrepetibles de un universo que compartimos en toda la plenitud de la naturaleza, rebosante de amor y belleza que, cuando somos capaces de sentirla como algo propio y compartido, nos permite ser felices y comprender que somos parte y camino del todo. El arte y la espiritualidad son la vía para canalizar esa energía que existe y se transforma, a través de nosotros y en conexión con el prójimo, prevaleciendo lo que trasciende y permanece como conciencia colectiva, desde el más profundo misticismo hasta la expresión más inconsciente o aparentemente insustancial o rebelde. Cuando una obra de arte se produce, en la creación (composición) o en la recreación (interpretación), al máximo nivel, confluyen energías que nos trascienden holísticamente como individuos testigos en el mero hecho de la escucha.

Liszt jugó un papel en la historia de la música que dejó huella de forma principal en el mundo del piano, y no es frecuente que una persona española lo aborde como lo ha hecho, con el nivel de gusto, eficacia y respeto demostrado en el triple álbum de estos Años de peregrinaje interpretados por la pianista madrileña Miriam Gómez-Morán, doctora en Musicología por la Universidad de Valladolid con una tesis titulada La práctica interpretativa de Liszt en su obra para piano a través de los testimonios de sus alumnos. Un nuevo broche y Melómano de Oro que me doy el gusto de recomendar al lector de esta revista. Buenos paseos me he dado este verano escuchando, con auriculares, esta excelente grabación de Paco Moya recogiendo el exquisito gusto de la pianista, capaz de sostener incluso aquellas partes prescindibles del húngaro… ¿Qué haría esta artista con el polaco imprescindible? A ver si nos lo regala en el futuro.

Por Antonio Soria