Reseña | Falla

Tras el frío recibimiento de la primera versión para conjunto de cámara del Amor Brujo, esta se convertiría, tras su transformación en ballet sinfónico, en una de las obras emblemáticas de la historia de la música española. La discográfica Naxos recupera la partitura matriz de 1915 que presenta a un Falla inmerso entre la modernidad y la tradición. Las influencias de París son patentes, aunque don Manuel afirme su arraigo popular en ‘los cuarenta minutos que dura la obra procuro vivirlos en gitano, sentirlo hondamente y no emplear otros elementos que aquellos que expresen el alma de la raza gitana’. Así se percibe en la interpretación de Perspectives Ensemble, dirigida por el maestro Ángel Gil-Ordóñez, quien consigue el equilibrio necesario para explicar este primer Amor brujo más coloquial, no exento de musicalidad y misterio. Su versión es correcta, sin histrionismos, carente de emoción en ciertos pasajes melódicos, aunque fiel al carácter dramático-gitano de la partitura, espléndidamente interpretada por la cantaora Esperanza Fernández, un referente en el papel de Candelas desde aquella inolvidable grabación junto a la OJA y el maestro Juan de Udaeta. El embrujo de su cante y su pasión interpretativa nos permiten soñar con noches de fuego fatuo, espectros misteriosos, amores dolidos, sonidos y ritmos de una Andalucía bella, única. Lo mejor del disco.

Con el Retablo de Maese Pedro nos adentramos en el Falla más vanguardista, que bebe del neoclasicismo y se aleja del ‘andalucismo jondo’. Parodias, disonancias, cadencias barrocas, arpa-laúd, clave, percusiones o trompeta se entremezclan en unos pentagramas nacidos para iluminar y engrandecer una representación de títeres. A pesar de la dificultad de la obra, la orquesta muestra mayor concreción e ilustra de forma colorida el espíritu del texto cervantino acompañando a un interesante trío de voces: Jennifer Zetlan —magnífica soprano en el papel, nada sencillo, de niño—, el barítono Alfredo García (Quijote) y el tenor Jorge Garza (Maese Pedro).

Una buena propuesta, que se suma a las ya existentes, de dos auténticos tesoros musicales.

Por Alessandro Pierozzi