Elvas Quien te traxo el cavallero
Èlia Casanova, canto
Alfred Fernández, vihuela
La Tendresa Records
★★★★
Del sello independiente La Tendresa Records nos llega el último disco de Èlia Casanovas y el vihuelista Alfred Fernández. La soprano valenciana, alumna del tenor Andrew King y especialista en canto antiguo, da vida a las voces anónimas del Cancionero de Elvas, una de las cuatro joyas supervivientes del Renacimiento vocal portugués. Representa uno de los códices de música profana y vocal más importantes de la Península Ibérica, que recopila obras de autores anónimos del silo XVI en portugués y en español a tres voces. La propuesta de Casanovas y Fernández pasa por ofrecer una versión intimista y cercana, compensando más presencia polifónica con una simbiótica unión voz-vihuela, en aras de la inteligibilidad del texto, que recrea el costumbrismo de la época con ‘palabras sencillas que hablan del amor, los celos, la esperanza, la vida y la muerte’. Precisamente, el disco ilustra algunos de los textos con dibujos de Paco Giménez (Premio Nacional de Ilustración 2019) con un abanico de escenas variadas, que discurren desde Egipto, años 20 o época victoriana, entre otros contextos. Una delicia visual que, al margen del estilo y de la innegable calidad artística, hace algo difícil tejer un hilo conductor histórico —no así uno multi-temático—, conduciendo al oyente hacia un ameno despliegue de imaginación, quizá algo más acertado unas veces que otras.
En cuanto a lo musical, el disco presenta una rica colección de piezas afines en carácter y tonalidad, alternando entre rítmicas, lentas, y pizcas de solo instrumental o vocal. A pesar del anonimato de las piezas, los estudios atribuyen la autoría a nombres como Enríquez Vladerrábano (ca. 1500-ca. 1557) que firma cinco de las piezas del disco, y del famoso Juan del Encina (1468-1529), representado por la pieza que da nombre al disco. Así pues, se agradece la cálida —y estable— microfonía, que evoca una sensación de recital sin pausas, donde el canto transparente de Èlia fluye campesinamente entre los punteados del vihuelista, que recrea con sinceridad y sin fantasías unas voces tan cercanas como lejanas en el tiempo.
Por Carlos García Reche
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