Uno de los grandes episodios de la historia, sin duda, lo protagonizan los Reyes Católicos. Y es que de esta unión nacieron cinco hijos, de los cuales cuatro fueron mujeres. Así, Isabel, Juana, Catalina y María, infantas y reinas al desposarse, llevaron sobre sus hombros el peso de la historia y, con él, la responsabilidad que ello representaba. En este tercer disco, el grupo Piacere dei Traversi nos ofrece un paseo musical y literario por la vida de estas cuatro mujeres.
El Epithalamium de Antonio Nebrija, obra compuesta en 1490 tras el matrimonio de la infanta Isabel con el Alfonso de Portugal, será el hilo conductor de este disco que inserta recitados de la obra traducidos al castellano por Ruth Martínez Alcorlo, complementándose con otros textos de la literatura española. La voz de Carmen Botella Galvis será quien sirva de nexo entre los recitados y la música que interpreta junto con las flautistas Laura Palomar y Marisa Esparza, además de Silvia Rodríguez, quien participó en esta grabación.
Una de las características principales de este conjunto y que sin duda dejan plasmado en este disco, es la dulzura de sus interpretaciones, libres de todo exceso, expresivas, dinámicas, donde cada una de las intérpretes va entretejiendo un discurso individual y en conjunto, que permite al oyente penetrar en la música. Esta curiosa formación dedicada a la música del Renacimiento cuenta, además, con una de las voces más características del panorama nacional, Carmen Botella, quien da una muestra en este Elogio de lo que es un buen cantante dedicado a repertorios en los que no se necesitan impostaciones o desproporciones vocales para deleitar. Botella, además del pulcrísimo recitado que realiza en toda la grabación, está dotada de una hermosa y preparada voz que completa el espléndido sonido de este conjunto.
No es un disco al uso, sino que se trata de una historia musicada totalmente hilada por textos de muy diferente naturaleza, bien pertenecientes a la cultura popular, o de autores como Vives, Nebrija, o Sánchez del Prado. Las intervenciones musicales se van sucediendo con naturalidad, con un repertorio conformado por piezas de algunos de los más conocidos cancioneros renacentistas, como son el Cancionero de Palacio, Segovia y la Colombina, así como los cancioneros de Lisboa, de Juana I y de Enrique VIII, destacando muy especialmente piezas como Terra donde me criei, Acabarseam mis plazeres y la celebérrima Triste España sin ventura.
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