
Título: El laberinto del fauno
Director: Guillermo del Toro
Compositor: Javier Navarrete
El laberinto del fauno: casi una fantasía
En 2006 Guillermo del Toro nos fascinó regalándonos una ecléctica historia sobre la situación inmediatamente posterior a la Guerra Civil Española, vista desde una diferente perspectiva: los ojos de Ofelia (Ivana Baquero).
De este modo, se narra la situación de una familia que se traslada a vivir junto al capitán Vidal (Sergi López), el sádico padrastro de Ofelia. Allí, la niña descubre un antiguo laberinto en el que reside un fauno (Doug Jones). Este le revela que es la reencarnación de una princesa, y que para poder volver a su reino debe superar tres pruebas. Entrelazándose el mundo real con la fantasía, Ofelia lucha junto a Mercedes (Maribel Verdú) para escapar de una opresiva situación y alcanzar finalmente su destino.
Una banda sonora de cuento de hadas
El compositor español Javier Navarrete fue el encargado de crear una partitura evocadora, cuyo enfoque minimalista complementa la atmósfera misteriosa habitual de las películas de Del Toro.
Para conseguir una ambientación propia de la fantasía que reina en la película, Navarrete combina la instrumentación tradicional con texturas atmosféricas creadas por el uso de instrumentos poco frecuentes, como una caja de música. Con estas técnicas, se consigue sumergir al espectador en el cuento de hadas que vive Ofelia.
Lo que resalta, sobre todo, es el tema principal de la película. Una línea melódica interpretada en forma de murmullo, que refleja un alivio tensional de las emociones y duros conflictos a los que están expuestos los personajes. En ocasiones, esta línea se interpreta con cuerdas realizando una serie de variaciones, jugando con los tonos mayores y menores para aparecer en los momentos más crudos de la trama. Esta deformación del tema principal resalta la crueldad, en ocasiones extrema, de la situación.
De forma muy inteligente, el compositor ha sabido conseguir un carácter fantástico gracias al empleo de instrumentos de viento. La importancia dada a las flautas es un guiño al personaje del fauno, y que recuerda al poema sinfónico de Claude Debussy, Preludio a la siesta de un fauno. Un coro etéreo de voces agudas resalta la esperanza y la inocencia infantil de Ofelia, que contrasta con la presencia del piano, con el que se refuerza el carácter ficcional de la historia.
Para hacer hincapié en la tragedia personal de algunos de los personajes y aumentar la tensión dramática, Navarrete expone un coro de voces graves junto a la presencia de las cuerdas que extreman la tonalidad, reflejando de este modo el misterio, por un lado, y un peligro latente que ha llegado para quedarse.
De este modo, la complejidad de la partitura es digna de renombre, pues en su música se consigue unificar elementos fantásticos, misteriosos y de suspense, por medio de la fusión de diferentes géneros. Y todo ello sobre un leitmotiv melódico basado en una canción de cuna que lleva toda la carga emocional de la película. Gracias a la música, los conflictos de posguerra quedan en un segundo plano sin perder de importancia, focaliza el centro de atención sobre la trama fantástica y traslada al espectador a un mundo cruel donde la importancia reside en no perder la esperanza.
El trabajo del músico español fue alabado por crítica y música. Esta banda sonora obtuvo la nominación a los premios Oscar, así como a los Goya en 2006.
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