Reseña | El canto del cisne negro

La violonchelista dominicana Nicole Peña Comas, junto al pianista chileno Hugo Llanos Campos, interpretan en este disco una serie de obras de compositores latinoamericanos. En todas ellas funciona la excelente compenetración y gran calidad interpretativa de ambos instrumentistas. El álbum lleva por título ‘El canto del cisne negro’, parte final del poema sinfónico El naufragio de Kleônicos del compositor brasileño Heitor Villa-Lobos (1887-1959), con una música fuertemente descriptiva, donde el violonchelo (el cisne) entona un lamento bellamente melódico surcando las aguas, reproducido por el sonido continuo de arpegios ascendentes y descendentes del piano.

La grabación ofrece otros momentos de alta calidad musical como Las dos canciones para Violeta (Se juntan dos palomitas), un homenaje del compositor chileno Luis Saglie (1974) a la poetisa y cantante chilena Violeta Parra, donde el violonchelo canta con sonidos cadenciosos y melancólicos que contrastan con otros alegres y ágiles. Nicole Peña muestra gran virtuosismo, extrayendo todas las posibilidades sonoras del violonchelo, alternando sonidos agudos y graves en su interpretación de ‘Otoño en Buenos Aires’, de auténtico sabor a tango, perteneciente a la obra Danzas latinoamericanas del compositor mexicano José Elizondo (1972).

Puede escucharse también la Seguida española del compositor cubano Joaquín Nin (1879-1949), en sus cuatro partes: ‘Vieja Castilla’, ‘Murciana’, ‘Asturiana’ y ‘Andaluza’, donde el violonchelo canta, con mucha gracia, acompañado por el piano ‘El paño murciano’ y ‘Anda, jaleo, jaleo’ de Federico García Lorca.

La grabación se complementa con dos sonatas para violonchelo y piano compuestas respectivamente por el argentino Constantino Gaito (1878-1945) y el mexicano Manuel María Ponce (1882-1948). En ambas, violonchelo y piano brillan en momentos solistas o se combinan para ofrecer vibrantes sonoridades. Destacar la ejecución del ‘Andante sostenuto’ en la primera y del ‘Allegro burlesco’ en la segunda.

Cabe señalar la magnífica toma sonora de esta grabación.

Por Diego Manuel García