El guitarrista y compositor Jaume Torrent sigue desplegando el potencial de la guitarra, reivindicando todas sus posibilidades expresivas. Lo hace a través de composiciones de Graciano Tarragó (1892-1973), presentadas en un álbum con dos discos. Tarragó fue una de las piezas clave dentro de la escuela guitarrística catalana, trazando una línea desde Francisco Tárrega, que sostuvo su vida artística en Barcelona, pasando por Miquel Llobet, maestro de Tarragó, y llegando finalmente a Jaume Torrent. Durante el siglo XX, estos intérpretes y compositores desarrollaron el lenguaje de la guitarra, haciéndola rival con otros instrumentos clásicos. Las piezas del álbum son sugerentes y variadas, agrupadas en colecciones con títulos como ‘Por tierras de España’, ‘Seis preludios’, ‘Dos nocturnos’ y otros más, llegando a un total de 23 obras. Demuestran una exquisita habilidad contrapuntística y armónica, muy equilibrada. Son, además, muy adecuadas para la guitarra, que sin duda es uno de los instrumentos más difíciles para componer. La interpretación de Torrent hace de la escucha una experiencia llena de sutilezas. Ciertamente, al acabar cada pieza, dan ganas de escucharla de nuevo para apreciar todos sus detalles. Como curiosidad, llaman la atención las Seis piezas breves (Los juguetes de la pequeña Renata), dedicadas a su hija, y también la Romanza con palabras, una obra de apenas un minuto con tres compositores: Emilio Pujol, Graciano Tarragó y Miquel Llobet. También destacan las Variaciones sobre un tema de Tarragó, obra de Jaume Torrent como homenaje a quien fue su maestro. Estas variaciones llegan como una culminación de este legado, sublimando en una armonía más contemporánea y una marcada atención en el contrapunto, elaborado con melodías largas, intrincadas y evocadoras. ‘Ecos de maestría’ merece ser escuchado en un ambiente calmo y sosegado, incluso con una luz tenue, casi como si fuera un ritual. Es toda una explosión de matices y de sabores expresada de aquella forma tan genuina que solo la guitarra puede transmitir.
Por Luis Meseguer Mira
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