Return
DuoRosa
Stephany Ortega, soprano
Léna Kollmeier, piano
ET’CETERA KTC 1573
Melómano de Oro
Han pasado más de diez años desde que la soprano Stephany Ortega pusiera rumbo a Luxemburgo y dejara atrás su República Dominicana natal. Ahora, habiendo transcurrido este tiempo, Ortega plantea de manera figurada un viaje musical de vuelta a su tierra de la mano de la pianista Léna Kollmeier.
Se trata del primer proyecto discográfico del Duo Rosa, Return, conformado por dos jóvenes intérpretes que prometen hacerse un hueco entre los más grandes.
El disco comienza con una obra de Camille Kerger Aller-retour, escrita especialmente para el dúo. Es evidente el conocimiento que el autor tiene de las intérpretes, pues la obra se ciñe a la perfección a cada una de ellas, ofreciendo un gran despliegue técnico y emocional sin caer en el exceso. Es una pieza que encierra en sí misma grandes contrastes y que funde al piano con la voz en una conversación que explora todas las posibilidades de ambos instrumentos.
Nos trasladamos a París, para proseguir con la última de las 7 Melodías Op. 2 de Chausson, “Le colibri”, pieza etérea donde las haya, en la que la delicada línea de Ortega flota sobre los acordes del piano. Seguimos en la capital gala con Debussy, y su chanson Le lilas, una de sus piezas más bellas donde destacará el piano refulgente y colorista de Kollmeier. Nos toparemos con una de las escasas piezas de Duparc que ha llegado hasta nuestros días, Extase, meditativa y profunda, que contrastará con la resolutiva y dinámica Séréna de toscane de Fauré.
Saint-Saën hará las veces de “bisagra” en este viaje entre lo galo y lo hispano, marcando un punto de inflexión en el camino ente dos mundos tan cercanos pero, a la vez, tan dispares, con su pieza Guitarras y mandolinas, donde evoca ese exotismo del aire español y que es abordado por el dúo con gran musicalidad. Cruzamos los Pirineos y continuamos nuestro periplo con la quinta de las Canciones amatorias de Granados, “Descúbrase el pensamiento”, un lamento de incomparable belleza, que dará paso a tres de las Doce canciones españolas de Rodrigo: “De Ronda”, alegre y jubilosa, “Adela”, melancólica e introspectiva y “En Jerez de la Frontera”, vivaracha y festiva.
La estancia en España culminará con Olas gigantesde Falla, en una versión sencillamente arrebatadora y vehemente, y con una selección del segundo volumen de Canciones clásica españolas de Obradors, donde destacará “El tumba y el lé”, donde el dúo aportará toda la gracia a estos ritmos danzables.
Atravesando el Atlánticonos esperará Oblivionde Piazzolla, en una versión algo más lírica y contenida de lo habitual, pero sin dejar de ser apasionada. Continuaremos con Samba Classico de Villa-Lobos, cálida a la par que melancólica, para llegar a Júrame, de Grever, con aire de bolero, será la única pieza de autoría femenina y una de las más célebres de su producción.
Nos aproximamos al Caribe con El dulcero de Lecuona, donde Ortega aporta su particular e inevitable donaire a los ritmos caribeños. Y, por fin, en República Dominicana, la bucólica y ensoñadora Serenata en La bemol mayor de Rivera, que dará paso a Por amor, de Solano, intimista y poética, el mejor broche de oro para este intenso y apasionante viaje.
Por: Lucía Martín-Maestro Verbo
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