Título: Don’t Look Up
Dirección: Adam Mckay
Música: Nicholas Britell
Género: Comedia, drama
Duración: 138 minutos
Año: 2021. Estados Unidos
Extremadamente habilidoso… La capacidad que tiene el compositor estadounidense Nicholas Britell para adaptar el jazz a la imagen está siendo toda una sorpresa en la meca del cine. Desde que Goldsmith partiera hacia la tierra de los genios, patria de los dioses llorados, la música cinematográfica andaba huérfana de estos sonidos que iniciaron su recorrido en la década de los 60 con el músico Alex North. No es la primera vez que Britell coquetea con estas texturas —su partitura para la película Vice merece una buena loa— dando muestras de una gran habilidad para mezclar paisajes sonoros que a priori beben de fuentes distintas. En este sentido se desarrolla la interesante partitura de Don’t Look Up, drama social y catastrófico con toques de comedia a la que el músico dota de un halo jazzístico extraordinario. El anónimo uso de la orquesta, la batería y los instrumentos de viento juegan entre sí poniendo los acentos sobre un leitmotiv rítmico y visceral que hace las veces de narrador acompañando —asistiendo con sentido cómico— el crescendo de una historia tan histriónica como creíble. Todo aderezado con el ágil empleo de la orquesta que traza el camino por el que transita la atrayente caligrafía de este joven compositor.
Por Antonio Pardo Larrosa
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