Domenico Scarlatti: Venezia 1742
La Tempestad
Silvia Márquez Chulilla, dirección
IBS Classical IBS212018
Melómano de Oro
Siguiendo los pasos de su padre y mentor, Domenico Scarlatti fue un clavecinista y compositor de un extenso corpus de sonatas. Venezia 1742 recoge algunas de las que creó una vez realizado el cambio de península, trabajando como profesor de música de María Bárbara de Braganza, en Portugal, y más tarde en la corte de los Borbones.
Cabe destacar la importante labor musicológica realizada. Las sonatas aquí grabadas presentan unos rasgos particulares que suponen una novedad con respecto a lo que Scarlatti venía haciendo. Principalmente en la escritura de la partitura, aparentemente para tecla —como ya era habitual en él—, pero con escasas indicaciones de cifrado en el continuo y algunas posiciones prácticamente imposibles para la mano derecha y, sin embargo, perfectamente factibles en el violín o en la mandolina, muy popular en Italia. Esto hace pensar en que eran obras destinadas a un pequeño conjunto de instrumentos, y es lo que aquí encontramos.
Los arreglos son inteligentes y acertados. Podemos encontrar alternancia de instrumentos y diálogos entre violín y traverso, como en la Sonata en Mi menor K. 81, respetando el principio de contraste y variedad.
En el bajo continuo se han conseguido distintas densidades. En ocasiones suena la tecla sola, mientras que en otras se suman el contrabajo y el violonchelo para crear una sensación poderosa y grande, apoyando los efectos dinámicos de crescendo y diminuendo.
Estas sonatas muestran una novedad estructural con respecto a las anteriores, constando de dos a cuatro movimientos. Sin embargo, se nos presenta la Sonata en Sol mayor K. 79 (Allegrissimo), en un solo movimiento y para tecla —como era habitual en el compositor—, interpretada de forma magistral por Silvia Márquez.
Estas sonatas, calificadas como «arcaicas» por La Tempestad, nos muestran la versión de un Scarlatti lejos de Italia, del teatro y de la ópera, en busca de una mayor tranquilidad y libertad creativa, pero que en este caso nos deja unas obras poco innovadoras en su estilo, quizá porque estuvieran destinadas a sus alumnos de la corte.
Por Enrique Pastor Morales
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