Reseña | Dirección musical. La técnica de Sergiu Celibidache

El rumano Sergiu Celibidache (1912-1996) fue uno de los grandes de la dirección de orquesta del pasado siglo, aunque para algunos melómanos su figura fuera discutida. Gran intérprete de los compositores románticos, fue siempre reacio a dejar grabaciones discográficas de sus interpretaciones, aunque hoy existen discos comerciales de muchos de sus conciertos. Tampoco quiso dejar constancia escrita de su particular técnica de la dirección, razón por la cual, Enrique García Asensio (Valencia, 1937), ha dedicado este libro a quien fue su maestro.

El volumen, especialmente recomendado para estudiantes de la especialidad, está enfocado a todas las especialidades de la dirección (García Asensio no habla de dirección “orquestal”, sino “musical”), y es está redactado en forma de “manual”, sencillo, escueto y claro. Se estructura en una introducción y nueve capítulos, a los que se suman una serie de ejercicios que están explicados por el propio García Asensio en el DVD que se acompaña. Un DVD generoso, de unos 75 minutos de duración, con casi 60 ejemplos del gran repertorio romántico, dirigidos por el valenciano al frente de la Orquesta Sinfónica RTVE.

El libro plantea los conceptos fundamentales de esta técnica directorial: las figuras básicas de los movimientos, las relaciones, los tipos de compases, las anacrusas, los calderones, las indicaciones de velocidad y dinámica… Se ocupa también de la fenomenología musical, disciplina básica del pensamiento de Celibidache referida a la influencia del sonido sobre la conciencia humana y de los elementos de la música “no interpretables” (yo diría “complicadamente interpretables)”; como el tempo, la dinámica, la articulación… en contraposición a lo marcado por la partitura: compás, tonalidad, duración y altura de los sonidos. Incluye también un breve comentario sobre la colocación de la orquesta sinfónica y su afinación.

Un libro práctico que permite acercarse a la figura de uno de los grandes de la dirección musical, escrito como homenaje por una de nuestras más consideradas batutas.

Por José Prieto Marugán