Die Schöpfung
Anna Lucia Richter, soprano
Maximilian Schmitt, tenor
Florian Boesch, barítono
Chor des Bayerischen Rundfunks
Il Giardino Armonico
Giovanni Antonini, dirección
Alpha Classics ALPHA567
Haydn nunca se sintió más piadoso que cuando compuso La Creación. Cada mañana rogaba a Dios, de rodillas, que le permitiera acabar la obra. Aún no había llegado al límite de las fuerzas ni la arteriosclerosis quebrantado su salud como lo hiciera dos años más tarde con Las estaciones, oratorio que jamás debió escribir, según diría luego, pues acrecentó su mal y le dejó exhausto. El nuevo siglo comenzaba con un Haydn que arrojaba la pluma mientras era aclamado como el más grande entre los compositores vivos, e ingleses mediante, conocido desde Norteamérica hasta la India. Viena le tributó un último y monumental agasajo el día de su 76 aniversario interpretando La Creación. Llegó a la sala en silla de mano al son de timbales y trompetas. Su gloria se prometía eterna. Pero el olvido comenzó a proyectar sombra sobre Haydn casi al tiempo que su cuerpo —con cabeza aún, por supuesto— descendía a la fosa. Hasta mediado el pasado siglo, del catálogo de casi 1200 títulos, tan solo las Sinfonías de Londres y La Creación eran conocidas.
Giovanni Antonini e Il Giardino pausan el magno proyecto de grabación de las 107 sinfonías haydnianas (27 hasta ahora en 8 álbumes, además de cierto número de piezas de otros compositores) para hacer sitio al oratorio cuya gloria, esta sí, continúa inalterada desde el día mismo de su estreno. Y lo hacen con un directo impecable recogido en la Sala Hércules de Múnich, acompañados por una selecta representación del Coro de la Radio Bávara y un terceto solista excepcional, de voces pulcras y precioso equilibrio tímbrico, que bordan cada intervención. Así, Gabriel (Richter) en el Aria del núm. 6 y Dueto final; la conmovedora sección più adagio ‘Mit leisem Gang und sanftem Schimmer’, ‘Con suave y dulce resplandor sale [la luna]’ del Accompagnato de Raphael (Schimtt); o el Terceto y Coro núm. 10, con el gracioso acompañamiento del fagot y las figuraciones rápidas de chelos y contrabajos en la parte de Uriel (Boesch). Il Giardino se muestra colorista y vehemente en los múltiples pasajes descriptivos (‘pictóricos’, en la terminología estética del XVIII). Antonini, genial.
Por Alejandro Santini Dupeyrón
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