Reseña | Diario de Berlín y ‘Homenaje a Schönberg’ de Josef Rufer

Las pocas entradas de diario que Schoenberg llegó a escribir le muestran sumergido en las gestiones cotidianas: discusiones, problemas con los pagos, noches de poco dormir, visitas no deseadas… Al contrario que otros autores, cuyos diarios suponen un material de trabajo complementario a su labor artística, en su caso encontramos el volcado de las impresiones del día con un balance generalmente negativo de los acontecimientos: ‘Lo que he hecho hasta ahora es bastante poco e imperfecto’. Escritos entre 1912 y 1915, los textos abarcan desde el encargo del Pierrot Lunaire hasta el comienzo de la composición, un periodo especialmente destacado de su trayectoria y de la escena musical alemana y vienesa: Mahler estrenaba sus últimas sinfonías —’Confesé mi entusiasmo por su obra (…) Aún no ha llegado su momento. ¡Pero ocurrirá en los próximos cinco o diez años!’— y Anton Webern empieza a despuntar con obras como su Passacaglia — ‘una obra muy buena, sumamente original. Estoy seguro de que llegará a ser un compositor extraordinario’. Sin embargo, sus apuntes apenas contienen apreciaciones musicales o estéticas sobre su propia obra, lo que quizá responda a su convicción de que ‘lo maravilloso de la música es que uno lo dice todo para que quien sabe lo entienda todo, pero, al mismo tiempo, guarda secretos que no revela a nadie, que ni siquiera se confiesa a sí mismo’.

El volumen se completa con un texto del compositor sobre su ópera cómica De hoy a mañana que representa su faceta de articulista, y con un ‘Homenaje a Schönberg’ escrito por el editor de los diarios, Josef Rufer. Este último es un perfil apasionado que, entre otras cosas, reivindica a Schoenberg como maestro: ‘Estaba convencido de que el verdadero compositor escribe música por puro placer (…). Lo importante es expresar algo, da igual si gusta o no, aunque ni siquiera uno mismo esté satisfecho con lo que ha logrado’.

Por Manuel Pacheco