Debussy: Preludes; Satie: Gymnopedies, Gnossiennes
Fazil Say, piano
Warner Classics 0190295705671
¿Debussy versus Satie o Satie versus Debussy? El pianista turco Fazil Say propone al oyente un viaje de amalgamas sonoras de ensueño a travésde territorios simbólico-impresionistas que, en este caso, confirmarían que «el orden de factores no altera el producto».
Las diferencias en los criterios musicales entre ambos, que las hubo, se armonizande la mano de este intérprete, quien en el primer cuaderno de los Préludes —de clara influencia chopiniana— dibuja paisajes con cálidas y rigurosas pinceladas, gracias arecursos técnicos —incorpora con naturalidad tarareos made in Gould— con los que demuestra estar muy a gusto: no se debe obviar su faceta como compositor y eso se palpa en su interpretación. Es con la vertiente intimista de La muchacha de los cabellos de lino o Los sonidos y los perfumes giran en el aire de la noche donde muestra su magistral mano izquierda, acordes muy marcados y un uso equilibrado de los pedales; y es con el lado brumoso y misterioso de Pasos sobre la nieve, El viento en la planicie o La catedral sumergida donde Say marca con esmero el lenguaje modal, el desarrollo de estructuras libres y los ecos de ese ir y venir debussiano que nos traslada a mundos oníricos. En Minstrels reafirma la idea del compositor de que nuevos tiempos han llegado —influencia de la música norteamericana— y en Colinas de Arcapri o Serenata interrumpida transmite con brillo esa admiración por otras culturas, tan arraigada a comienzos del siglo XX.
Decía Debussy de Satie que era un «dulce músico medieval extraviado en este siglo». Y así fue. Este bohemio del París de Montmartre y los cabarets consiguió con su minimalismo alejar a Debussy del perfil más wagneriano e influir en Ravel o en los vanguardistas Milhaud o Poulenc. Fazil Say afronta las partituras de Gnosiennes y Gymnopédies como si los peldaños de unas simples escaleras —testigos del artista en la carátula del disco— le invitaran a adentrarse sin virtuosismos en ese universo tonal de Satie que, con melodías de aroma oriental, armonías intimistas y sonidos envolventes, conquista al oído más exigente.
Por: Alessandro Pierozzi
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