Dans la chambre du Roy
La Reverencia
Perrine Devillers, soprano
Dagmar Sasková, mezzosoprano
Andrés A. Gómez, director
VANITAS VA15
Los gustos del rey
En palacio todo está dispuesto. Los fogones humean en las cocinas ansiosos por complacer al elitista paladar del rey Luis XIV. Su gusto es exquisito, refinado, y no exento de cierta inteligencia. El faisán, las especias, el vino y algún que otro postre de primorosa apariencia serán los garantes de tan animada velada. Todo está dispuesto. Los músicos se afanan sobre sus atriles. El ensemble se apremia en sus quehaceres domésticos. La Reverencia, así se hacen llamar. Los integrantes enceran los arcos, afinan las voces y prueban la extraordinaria acústica de la sala de música —dans la chambre du Roy—. Todo está dispuesto. El vehemente olor a carne asada llega desde las cocinas. ¡Qué bien huele! (piensan). Las dos solistas, Perrine Devillers y Dagmar Sasková —soprano y mezzosoprano— y el director del grupo, Andrés Alberto Gómez, han preparado un programa de lo más jugoso. Las piezas de Du Mont, Charpentier, Marais, Lambert o Lully, tan del gusto del rey, amenizan el festejo mientras los invitados se acomodan en sus asientos. ¡Qué bien suenan! (cuchichean mientras escancian sus copas). Las delicadas voces de las intérpretes consiguen acallar el alboroto de los comensales con los primeros compases de la pieza Troisième Leçon de Ténèbres du Mercredi de Charpentier. ¡Seráfica! Hacía mucho tiempo que no sucedía esto. Las viandas siguen colmando las expectativas de los presentes mientras el ensemble ataca el Rondeau y la Gavotte de las Pièces en trio de Marais. ¡Qué fineza la del traverso y el pico! (comenta el rey a uno de sus invitados). El director anima al grupo con la mirada para afrontar el gran final. Todo está saliendo a pedir de boca (piensa mientras tañe el clavecín). Unos minutos después la entregada audiencia irrumpe en un sonoro aplauso cuando los músicos concluyen la excepcional Chaconne des Scaramouches de Lully, el predilecto del rey. La velada ha sido un éxito, y La Reverencia —romero, tomillo y albahaca— el plato fuerte de la noche. Y es que los gustos del rey son exquisitos.
Por Antonio Pardo Larrosa
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