Interesante disco del sello Decca que tiene como protagonista a la pianista Isata Kanneh-Mason. Se trata de obras que tienen el elemento infantil como hilo conductor: las doce famosas variaciones sobre el tema ‘Ah, vous dirai-je, Maman‘ de Mozart, Children’s Corner de Debussy y Escenas infantiles de Schumann. Sorprendentemente, aparece también una obra para piano y orquesta: las Variaciones sobre una canción de cuna opus 25 de Ernst von Dohnányi.
Podríamos decir que las obras de Schumann y Debussy aquí interpretadas estaban destinadas a los niños, mientras que la obra de Mozart se basa en una canción infantil, pero no se trata de ninguna obra pedagógica. Lo mismo podemos decir de la obra de Dohnányi: las variaciones se basan en una canción de cuna, pero no necesariamente tiene un destinatario infantil.
Es este unos de esos discos que apetece mucho escuchar, porque es uno de aquellos recitales en los que no es necesario vender fuegos artificiales para resaltar la exuberante técnica de la intérprete, sino que más bien se centra en tener la mayor musicalidad posible, cosa que todavía es más difícil, ya que cuando hay menos notas de las habituales el intérprete tiene muchas cosas que decir y dotar de belleza a cada una de las líneas melódicas que aparecen. Cuando la técnica es frenética, por el contrario, la mayoría de los intérpretes tienen demasiado trabajo en acertar cada una de las notas que aparecen en la partitura.
Isata Kanneh-Mason nos ofrece un sonido limpio y nítido, con un buen uso del pedal, especialmente en Mozart, donde algunos pianistas tienden a abusar de él. Bellísima interpretación de la música de Schumann, llena de sentimiento y profundidad. Destaca el brillante ‘Cakewalk‘ del Children’s Corner de Debussy y espectaculares variaciones para piano y orquesta a cargo de una Royal Liverpool Orchestra en muy buena forma.
En definitiva, un álbum excelente, muy bien interpretado, con gran variedad de músicas y estilos que nos demuestra que el talento de una pianista no se mide por la cantidad de notas tocadas por segundo.
Por Àngel Villagrasa Pérez
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