Chiaroscuro. Works for clarinet and piano
Ona Cardona, clarinete
Josep Colom, piano
Eudora Records EUD-SACD-2105
★★★★★
La clarinetista Ona Cardona y el pianista Josep Colom presentan en este espléndido disco un cuadro musical de lo que fueron el matrimonio Schumann —formado por Clara y Robert— y Johannes Brahms. En esta ‘trinidad de genios’ destaca la relación entre Clara y el por aquel entonces joven Johannes, tras la muerte de Robert en 1856. Todos los interrogantes que ha despertado durante más de cien años se simplifican en las más de mil cartas que se llegaron a intercambiar, las innumerables dedicatorias musicales y la afirmación de él al morir ella: ‘Hoy he enterrado a la única persona a la que he amado de verdad’.
Así, Chiaroscuro comienza con la Sonata núm. 1 de Brahms, en una melodía que se funde entre el piano y el clarinete. El apasionatto que lleva su primer movimiento como apellido deriva en grandes contrastes, emocionales y musicales. En su segundo movimiento, un oasis de tranquilidad, los dos intérpretes actúan como traductores ideales de lo que la música quiere decir. Los ritmos ternarios del tercer movimiento son como una preparación al cuarto y último, jovial, vivo, que invita al baile.
Robert Schumann compuso las Tres Piezas de Fantasía que podemos escuchar a continuación en solo dos días, plasmando en ellas a la perfección la huella del Romanticismo. Estas piezas breves parecen dibujar un crescendo imaginario: comienza tímido y apasionado, sigue optimista y termina glorioso y muy firme.
Poco antes de comenzar a trabajar en su opus 22, Clara Schumann había dejado escrita una declaración demoledora: ‘Las mujeres no nacen para componer’. Sin embargo, la sinceridad compositiva de estas Tres Romanzas —pensadas originalmente para violín y piano— reflejan que algo debía moverse dentro de ella que le demandaba seguir componiendo. Gracias a esta fabulosa interpretación, los numerosos adornos, largas melodías y acompañamiento pianístico —que, al ser Clara una excelente pianista, no lo deja en un segundo plano— expresan ese mensaje que tan asiduamente ha sido silenciado.
Finalmente, la Sonata núm. 2 de Brahms —compuesta a la vez que la primera— actúa de hilo conductor, conectando el final y el principio con un emotivo diálogo entre los dos instrumentos y unos contrastes de tal envergadura que podrían ser perfectamente propios de una fantasía, más que de una sonata.
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