Cello concertos
Asier Polo, violonchelo
Orquesta Barroca de Sevilla
Andrés Gabetta, concertino
Mercedes Ruiz, segundo violonchelo
Ibs Classical IBS52020
Uno de nuestros más aclamados violonchelistas, Asier Polo, se acompaña de la prestigiosa Orquesta Barroca de Sevilla en este álbum de Ibs Classical donde se congregan cuatro de las muestras más granadas para el instrumento de cuerda en su aspecto concertante escritas durante el Barroco y el Clasicismo. El solista vasco escoge dos conciertos de Antonio Vivaldi, el de Luigi Boccherini y el primero de los dos compuestos por Franz Joseph Haydn para adentrarnos en este viaje en el que hace transitar al oyente por las diferentes posibilidades técnicas y expresivas del violonchelo, poniendo en interrelación tres lenguajes que nos muestran la asombrosa versatilidad del instrumento y el nivel de desarrollo al que fue sometido a lo largo y ancho del siglo XVIII.
En este trabajo se busca la misma sonoridad camerística entre los cuatro conciertos, adecuándose a los principios de la interpretación historicista que plantea la formación hispalense comandada por Andrés Gabetta, una de las mejores orquestas españolas en su repertorio. Sus veinte integrantes proporcionan tanto un tamiz envolvente como una réplica ágil y flexible al chelo de Asier Polo, cuya autoridad se impone con facilidad, hermoso y robusto sonido así como excelente afinación a las exigencias, principalmente virtuosísticas, de cada partitura. Se une Mercedes Ruiz en el Concierto RV 531 en Sol menor para dos chelos del veneciano, pareja de solistas que consiguen conferir toda la severa expresión al Largo central.
Resulta muy interesante el tratamiento que Boccherini destina al solista doblándolo con el primer violín en su elegante Concierto en Re mayor G.479, pero la gran atracción se centra en la obra con la que comparte afinidades estilísticas, el más célebre Concierto núm. 1 en Sol mayor de Haydn (con cadencia de Miguel Jiménez), que se erige en un ejemplo de perfección técnica y capacidad cantable en manos de Polo. Una lástima que por cuestiones de espacio no se haya podido incluir también el mucho menos interpretado segundo concierto del compositor de Rohrau. Las expectativas habrían sido más que satisfechas.
Por Germán García Tomás
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