Cantos de Guerra y Paz. La música en las Independencias Iberoamericanas (1800-1840).
Begoña Lolo y Adela Presas (eds.).
UAM ediciones.
Música y Musicología, 3.
Madrid, 2016.
440 páginas.
En relación a la independencia de las naciones se estudian las influencias políticas, sociales o culturales que los provocan o justifican, pero no suele hacerse referencia a la música que, sin embargo, tiene relevancia y significado antes, durante y después del proceso de separación.
El volumen que reseñamos estudia, desde muy diferentes ópticas, una parte de la vida musical de España y de las naciones hispanoamericanas en los momentos de su independencia. Lo conforman veintidós trabajos, firmados por especialistas de universidades españolas e hispanoamericanas, agrupados en cinco apartados: Música e identidad (paso de un modelo nacional cortesano a las prácticas de las naciones modernas); Música religiosa en tiempos de guerra (del ámbito monástico al catedralicio en la Guerra de la Independencia); Teatro musical a ambos lados del Atlántico (reflejo de la vida social en la música: problemas, alegrías, tristezas, etc.); Procesos identitarios a través del baile y la danza (asimilación de distintas formas para generar nuevos modelos de expresión); y Mujeres en el arte independiente (aportación de la mujer, creadora, intérprete y organizadora, a la causa de la independencia a través de la música).
No disponemos de espacio para relacionar todos los artículos que conforman este volumen, pero hemos de destacar el dedicado a José González Torres (firmado por Begoña Lolo); la utilización de canciones en la exaltación patriótica (Alejandro Martínez); las vicisitudes de la música en el Monasterio de Guadalupe y las catedrales de Burgos y Santiago de Cuba (Gustavo Sánchez, Beatriz Cancela y C. Fallarero, respectivamente); el teatro musical mexicano representado por tres obras: El delirio o las consecuencias de un nuevo vicio, México libre y El tío y la tía (Juan Hugo Barreiro); la presencia de tres personajes históricos, Cortés, Pizarro y Colón, en el teatro madrileño (Epifanía Abascal); la recepción en la prensa de los cantos patrióticos durante la guerra del francés (Francesc Cortés); las relaciones e influencias de la danza y el baile en las nuevas naciones. Además, y resaltando la presencia femenina, un estudio sobre Isidora Zegers, cantante rossiniana en Chile (Carmen Cecilia Piñero); la presencia de El Iris, revista literaria mexicana, y el conjunto de piezas para clave y fortepiano conocido como Cuaderno para Guadalupe Mayner.
Un volumen generoso con numerosas informaciones muy poco conocidas. Una prueba de la validez de la investigación y el estudio científico de la música a ambos lados del gran charco.
En este volumen están presentes los intentos por reafirmar la presencia nacional basada en elementos populares; la importancia de los himnos como expresión de la afirmación patriótica y política y un detalle a destacar: estos procesos políticos no destruyeron la herencia musical, la mantuvieron, la fusionaron y la hicieron evolucionar.
Por José Prieto Marugán
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