Las notas del libreto, en inglés y español, están firmadas por Jeannine Bouché de Español, Chevalier de l’Ordre National du Mérite, profesora de fonética francesa aplicada al canto que tuve el placer de conocer en el I Congreso Internacional de Pedagogía e Investigación Performativa y Creatividad Musical que con el título ‘DEBUSSY100’ organicé en Oviedo, donde habló sobre ‘Los poetas franceses que inspiraron a Debussy’ y dio clases de fonética a los cantantes. Sobre el intérprete y ante la pregunta ‘¿por qué escoger a Ángel Cabrera para tocar este florilegio de Debussy?’, ella responde que además de por las cualidades que se desprenden de su reconocimiento internacional, por ‘no martillar su teclado, defecto en el que incurren todavía grandes maestros que buscan el efecto fácil (…), por una sensibilidad a flor de piel y, finalmente, por conseguir unos pianos increíbles, ateniéndose a lo que deseaba el autor’. Yo diría que los deseos de Debussy, como los caminos del Señor, son inescrutables. Debussy es el señor de la nuance, un maestro de la construcción sonora que revolucionó el piano exigiendo un nivel de exquisitez y precisión afín al bon goût en equilibrio y proporción a la sensualidad que se desprende de su intimismo. Cabrera consigue momentos admirables, aplicando en otros un tratamiento de la agógica algo distante a la fluidez propia de la poesía líquida que Jankélévitch atribuyó al Ravel más cercano a Debussy.
Por Antonio Soria
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