Brahms Piano Trios 2 & 3
David Haroutunian, violín
Sofya Melikyan, piano
Mikayel Hakhnazaryan, violonchelo
RUBICON RCD1079
★★★★
La música de cámara de Brahms es una de las cumbres a las que todo melómano se complace en llegar. Su inspiración, riqueza temática, contrastada armonía y amplio desarrollo manifiestan el quehacer más sobresaliente del compositor. Los tríos aquí recogidos son una oportunidad irrenunciable para los amantes del género; si además se cuenta con consagradas intérpretes, al oído se brinda lo mejor que entrañan estas partituras.
Mencionamos en primer lugar una sólida articulación donde el forte no se satura, algo concretado en los pasajes pianísticos. Un soberbio control del discurso permite ir de una tonalidad a otra sin que se pierda la fuerza natural de la música. Igualan la sonoridad con sutileza estableciendo planos sonoros entre el violín, el chelo y el piano, un rasgo que hace delicioso este disco. De hecho, la facilidad para contrastar la dinámica es una de las cualidades de estos intérpretes ya que privilegia al lenguaje del compositor. La redondez del timbre hace muy jugosos los pasajes centrales de aquellos movimientos que tienen un gran desarrollo; apreciar el efecto de la armonía en Brahms es adentrarse en su talento.
Escúchese el arranque del Trío en Do menor, cuyos silencios son un original pórtico del Romanticismo. Destacamos el Andante con moto del Trío segundo, donde cada instrumento va dando paso al otro con una dinámica cuidada; acentos suspirantes del violín y el chelo. El Andante grazioso del Trío en Do menor retrata inconfundiblemente el lenguaje camerístico de Brahms, cuya musicalidad conduce a páramos subyugantes. También el Finale, con extraordinarias prestaciones, despliega un paisaje sonoro que va de un forte rocoso y temperamental a un pianissimo cual remanso.
La carpetilla del disco está muy bien documentada describiendo a fondo ambos tríos. Además, los intérpretes manifiestan el compromiso con esta música apuntando que la grabación presente es el resultado de un trabajo conjunto de muchos años y que ha terminado formando parte de sus vidas. Según ellos, la música de cámara de Brahms no es un clamor, sino un susurro que se hace al oído del público.
Por Marco Antonio Molín Ruiz
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