Es una alegría cuando los sellos discográficos apuestan por registrar repertorios menos conocidos o interpretados en las salas de concierto. En esta ocasión, el pianista Eduardo Fernández nos invita a escuchar la obra completa para piano del compositor Bernd Alois Zimmermann (1918-1970), formada por cinco obras que reflejan la evolución de su lenguaje y estética musical que va desde el neoclasicismo hasta la música serial.
En primer lugar escuchamos sus tres primeras piezas para piano ‘Drei frühe Klaviersücke‘. Compuestas entre 1939 y 1946, Fernández transmite de manera extraordinaria las emociones que subyacen a cada una de las piezas, desde el carácter desenfadado de la primera, pasando por el sosiego en la segunda y culminando con la tensión en el Fugato final.
A continuación, escuchamos Extemporale (1946), una obra formada por cinco piezas breves. Las dos primeras, ya solo por sus títulos (‘Präludium‘ e ‘Invention‘) nos remiten a Bach. Debemos destacar el ‘Bolero‘ por su preciosa y sugerente melodía, que tiene reminiscencias de Ravel. El pianista vuelve a mostrar aquí un gran dominio de las diferentes sonoridades que se pueden extraer del instrumento.
En el Capriccio (1946) el compositor toma como base diversas canciones infantiles del repertorio tradicional alemán, a partir de las cuales construye una serie de variaciones. Fernández aporta una versión inteligente y cargada de sensibilidad.
Seguidamente cambiamos completamente de registro con Enchiridion (1949-1951), una obra compuesta de dos volúmenes y un breve apéndice que intercala entre ellos. Se trata de un conjunto de «piezas de estudio» que requieren gran variedad de tipos de ataque y sonoridad, y que Fernández resuelve con precisión y soltura.
El disco se cierra con Konfigurationen, en la que se aprecia claramente un cambio en la estética musical del compositor. Las ocho piezas que forman la obra se basan en la música serial. Fernández realiza un trabajo soberbio, una interpretación en la que prima la claridad, el detalle, la precisión, y, por supuesto, la musicalidad. Un pianismo que encandila.
Por Francisco J. Balsera
Deja una respuesta