Este compendio, perteneciente al período intermedio en la propia evolución del lenguaje del compositor, en opinión de los miembros del cuarteto, se encuentra equidistante entre la profunda emoción y el acceso simple a la producción de su creador, unas cualidades presentes en la formidable propuesta que ofrecen de una colección consagrada dentro de la literatura dedicada a este género, comparándola además de forma concreta con el marco de referencia establecido para la misma por una formación preeminente como el Cuarteto Amadeus.
Con una sonoridad fundamentada en parámetros concretos como el continuo equilibrio entre los cuatro instrumentos, encontrando siempre el espacio temporal adecuado para la resonancia, el ajustado balance, la perfecta integración de los materiales melódicos en el discurso sonoro y una afinación brillante de absoluta precisión, el apasionante recorrido que plantea la música nos conduce a diferentes dimensiones en las que tienen cabida todas las emociones, los afectos y los sentimientos humanos. En ambas obras destacan aspectos como la elegancia de su presentación inicial, optimista en el primer cuarteto e inquietante en el segundo cuarteto, compartiendo de forma permanente en los movimientos restantes un exquisito gusto refinado, alternado con períodos de una desoladora incertidumbre, de un anhelante romanticismo, de una nostálgica soledad y de una trascendente melancolía para culminar en los dos casos con un arrebatado heroísmo, de enérgica exuberancia ante los acontecimientos adversos que determinaron la vida del autor.
Por Abelardo Martín Ruiz
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