Antonio Salieri, Armida
Lennke Ruiten, soprano
Florie Valiquette, soprano
Teresa Iervolino, mezzosoprano
Ashley Riches, barítono
Choeur de Chambre de Namur
Les Talens Lyriques
Christophe Rousset, dirección
Aparté AP244
Hasta la fecha Rousset y sus ‘Talentos’ han registrado de manera admirable cinco óperas de Antonio Salieri: La grotta di Trofonio (Ambroisie, 2005), Les Danaïdes (Bru Zane, 2017), Les Horaces (Aparté, 2018), Tarare (Aparté, 2019) y, por último, Armida (primera grabación mundial completa), también para Aparté, este año. Una significativa relación del Salieri más diverso y adaptativo ante las convenciones musicales, a veces antitéticas, del momento. Así el caso de la exigente tragédie lyrique, género en que el italiano probaría suerte en la ciudad del Sena en los años previos a la Revolución, con resultados poco concluyentes. Mientras Les Danaïdes (1784) se recibió con entusiasmo, Les Horaces (1786) apenas fue aplaudida. En palabras de Beaumarchais: ‘Demasiado oscura para París’.
Para su primera ópera seria —y primera para Viena—, escrita en ‘estilo mágico-heroico-lírico próximo a la tragedia’, el brillante discípulo de Gluck, a la sazón de veintiún años, recurrió al sabroso asunto de la hechicera sarracena Armida y el cruzado cristiano Rinaldo, reelaborado con ingenio por Marco Coltellini a partir de las octavas de la Gerusalemme de Tasso. Fue un éxito atronador y memorable del que cuarenta años después, en 1811, aún se versionaban números. Mucho hay del maestro en estas escenas de acción continua con abundante intervención coral, en los recitados de intensa expresión y en la estudiada gracilidad melódica contrastante; pero en duetos y arias se advierte ya la audacia de otro temperamento. ‘Tremo, bell’idol moi’ y ‘Vieni a me sull’ali d’oro‘ son piezas de virtuosismo fino en que las sopranos del soberbio elenco vocal de Rousset, Lennke Ruiten (Armida) y Florie Valiquette (Rinaldo) deslumbran y hechizan a la par. La mezzo Teresa Iervolino (Ismene), emoción dramática pura en cada intervención del Acto I, seduce con dulzura en su aria ‘Schernita, depressa‘. Ashley Riches (Ubaldo), barítono rotundo, se entrega sin reservas en ‘Finta larva, d’Abisso frall’ ombra‘, y en el terceto ‘Strappami il cor dal seno‘, junto a Ruiten y Valiquette. La guinda, ‘Io con voy la nera face‘, número final. Ruiten, de nuevo, inconmensurable.
Por Alejandro Santini Dupeyrón
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