Antonio Juanas. Música coral para la Catedral de México
La Real Capilla del Pópulo
Jorge Enrique García Ortega, director
SEdeM 38
El presente disco está dedicado al compositor peninsular Antonio Juanas, quien desarrolló su amplia obra como maestro de capilla en el México que vio el cambio de siglo al XIX. Esta primera grabación mundial de todas las obras constituye un importante valor musicológico y brinda la oportunidad al oyente de conocer la música sacra de un compositor poco sonado. Juanas pertenece a la corriente que cultivó el ‘estilo antiguo’, siguiendo una línea tradicional y academicista, tomando como punto de partida a los polifonistas del siglo XVI, como se ha podido observar en otros ejemplos de música litúrgica.
La primera parte ha sido denominada Varia Latina, un compendio de antífonas, responsorios e himnos. Todas las voces, masculinas, están acompañadas por una sección instrumental formada por cuerda pulsada, órgano y fagot barroco. En el fagot vemos un elemento propio de la interpretación renacentista, puesto que frecuentemente doblaba, o incluso tocaba solo, la parte el bajo.
En el segundo y último bloque, llamado Reconstrucción de las vísperas para un santo confesor, hay un protagonismo del elenco a capela. En él se encuentran piezas propias del oficio divino vespertino. El propio compositor desarrolló una gran labor como copista de música renacentista, como podemos ver en la Antífona III Fidelis servis et prudentes, en la que se encuentra un fabordón de Antonio de Cabezón. Constantemente hay una alternancia en la schola entre el canto llano y el polifónico, y en ocasiones con el órgano —Antífona IV Beatus ille servus— o el tutti instrumental —Antífona V Serve bone et fideles—.
Aunque en ocasiones se ha considerado esta música de un menor interés por pertenecer a un período de transición, este es el rasgo que le brinda un mayor atractivo, puesto que podemos ver conjuntados elementos arcaizantes como las entradas de las voces en contrapunto imitativo y las apoyaturas tan características del período galante.
Por Enrique Pastor Morales
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