Reseña | Ametsetan. Basque Songs

IBS Classical sigue trabajando por la música española, esta vez con un disco de los vascos Miren Urbieta-Vega y Rubén Fernández Aguirre, unidos, precisamente, por ese amor a su tierra. A las obras de los también vascos Pablo Sorozábal, Andrés Isasi, Jesús Guridi y Félix Lavilla se unen los homenajes de Manuel García Morante y Antón García Abril.

Los Siete lieder de Sorózabal, escritos en euskera sobre textos de Heine, son de extrema belleza y animosidad, con un gran dominio de la escritura vocal y pianística, de melodismo claro y tradicional. En la voz de Urbieta los aires folclóricos vascos encuentran gran aliada. La selección de cuatro lieder de Isasi, poemas en castellano del compositor desconocidos para público general, son abordados por Fernández Aguirre con extrema elegancia y sutilidad, prestando gran atención a los matices.

Las famosas Diez melodías vascas de Guridi, en su versión original para voz y piano, también en euskera, aunque en su mayoría proceden del cancionero popular, en cada una de ellas Guridi crea una atmósfera distinta, extremadamente emocional, que nos hace pasar por distintos estados de ánimo: melancolía, festividad, nostalgia, serenidad, etc. Las Cuatro Canciones Vascas de Lavilla (maestro de Fernández Aguirre) en euskera, son mucho más alegres y juguetonas, y requieren de gran complicidad entre soprano y piano, algo que ocurre desde el comienzo del disco.

La selección de cuatro canciones de Manuel García Morante, armonizaciones de cantos populares vascos, son profundas y de gran contenido emocional. La profundidad de la interpretación se deriva de la atención de Urbieta a los matices del texto y la interacción expresiva con Fernández Aguirre. Cierra el disco Tres nombres de mujer, de Antón García Abril, dedicadas a Fernández Aguirre, broche de oro de gran refinamiento.

Se agradece que en el libreto se incluyan los textos traducidos de las piezas. Fantástico el texto del musicólogo Mario Lerena para abrir boca antes de la audición, acompañado de las vivencias de Fernández Aguirre, que dan más sentido, si cabe, al homenaje.

Por:  Prado Fernández