Culturalmente se asume que el villancico en la música antigua es un tema popular no religioso. Sin embargo, este disco exceptúa tal concepción: los villancicos que se interpretaban en la ciudad de Bogotá entre los siglos XVII y XVIII y que están conservados en el Archivo histórico de su Catedral se ofrecían en las liturgias de Navidad, Epifanía, Pentecostés y el Corpus Christi, además de rosarios y advocaciones de santos. Entre los autores presentes en este fondo de partituras están José de Torres y Juan Jiménez, eminentes artistas que vinculan la tradición musical entre América y Europa.
Musica Fictaofrece en este disco una exquisita antología de villancicos procedentes de tal archivo. Nombrar dos: Cítaras de cristal, compuesta para fiesta de la Natividad de la Virgen (8 de septiembre), y Obsequioso un hortelano, cuya letra remite a Lope de Vega y Santa Teresa de Jesús. La interpretación de estos villancicos está a cargo de voces claras sin sofisticación en un canto sencillo y dulce; el engarce del tenor y el barítono es perfecto. Los cantantes cuidan al máximo la expresividad de los poemas; tal es el caso de ¡Ay, que llora María!, que glosa el dolor de la Magdalena; las interjecciones detienen el discurso. Contamos con el aliciente de que el canto narra con profusa letra acontecimientos que complacerán al oyente.
La elección de instrumentos como el arpa barroca es determinante en villancicos como Obsequioso un hortelano. Estos intérpretes tienen predilección por el juego de texturas, que da encanto y colorido a la música; un ejemplo, la Tarantela, que pasa por los pitos, percusión, cuerda pulsada, pandereta y una variedad de sonoridades. Maravilloso también Mudo atienda el risco sordo, exaltación del Santísimo Sacramento a cargo de tres cantantes varones.
Hay obras instrumentales sin canto que ambientan muy bien el programa. Flautas dulces, sacabuches (con sonoridades sobrecogedoras), guitarra barroca y clave (pieza de Cabanilles rica en ideas y recursos).
Notas al programa abundantes y exhaustivas (en un cuidadísimo español) que nos ilustran acerca del apogeo musical que hubo en Colombia durante los siglos XVII y XVIII.
Deja una respuesta