Con {Algo}ritmo, su séptimo trabajo discográfico, tercero en solitario después de los Vols. 29 y 30 del Klavier-Festival Ruhr (2013) y Naxos (2017), el pianista sevillano Juan Floristán se da el gusto de satisfacer dos importantes exigencias artísticas: qué tocar y cómo hacerlo, hasta el momento imposible para él. Elige las piezas del programa, aquellas con las que más cómodo se siente y más íntimo puede comunicar, y elige, en la práctica habitual de algunos de sus artistas predilectos (cita a Nikolaus Harnoncourt y a Brad Mehldau), que la grabación sea efectuada durante un concierto en vivo, donde las pequeñas imperfecciones, caso de haberlas, quedan atrapadas para siempre como testimonio del proceso dinámico inherente a la creación musical.
El concierto tuvo lugar en la Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza la tarde del 28 de noviembre de 2022. En el programa, una obra que Floristán reconoce como «piedra de toque» en su repertorio, los Cuadros en una exposición de Músorgski, y que interpreta con sobria majestuosidad, alternando sin fractura ni artificio, de manera siempre fluida, el contraste entre emociones. Admirable Il vecchio castello, claro en su polifonía recóndita y menos patético de lo habitual; prodigioso el enigma de Hablando a los muertos en lengua muerta (Cum mortuis in lingua mortua), disipado el último y sobrecogedor eco disonante de las catacumbas.
En las obras contemporáneas, las Tres danzas argentinas opus 2 de Ginastera y la Musica ricercata de Ligeti, escuchamos al Floristán más enérgico y vibrante. El Sostenuto, misurato, prestissimo (I), el Allegro con spirito (III) y el Vivace – Capriccioso (X) del húngaro son ejemplos de precisión emocionantes y de extracción máxima de las posibilidades tímbricas del instrumento. Con Ginastera irrumpen el colorido, el pulso festivo y trágico del mundo criollo sabiamente academizado, de la inmensidad nostálgica la pampa sonora. Atrapan el erotismo melódico de la Danza de la moza donosa y el tumultuoso y cambiante bullicio (furiosamente, violente, mordento, salvaggio) de la Danza del gaucho matrero (tipo astuto y esquivo) por su magnífica interpretación.
Por Alejandro Santini Dupeyrón
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