Albéniz Flamenco
José María Gallardo, guitarra
Miguel Ángel Cortés, guitarra
AIR Music Group
Melómano de Oro
Cuando escuchamos las grabaciones de Albéniz a través del intelecto sensible de Alicia de Larrocha, podemos apreciar cómo se escapa la guitarra desde los palos que evoca y los colores que sugiere. En Albéniz Flamenco, José María Gallardo y Miguel Ángel Cortés destapan el velo de lo sugerido a través del piano, regalándonos la cara más flamenca y extrovertida de la música de Álbéniz. Pero para que hoy llegue a nuestros oídos la música del de Camprodón de esta manera tan clara, ha sido necesario mucho tiempo de devaneo y estudio que se ‘escucha’ reflejado en la elección de cada ‘toque’. Esto no hubiera sido posible sin el valor de unión y suma de lo flamenco y lo clásico que Gallardo y Cortés nos proponen en este álbum. Poniendo el foco de atención en el ritmo, extraen el palo flamenco de la idea compositiva que Albéniz plasmó en sus partituras. Escuchamos así con claridad la bulería que palpita dentro de Asturias, las cantiñas en Cádiz y los verdiales y malagueñas que conviven en Rumores de la Caleta. Ambos guitarristas beben de la herencia sonora de la guitarra flamenca, evidente en el caso de Cortés, y en el de Gallardo, brillantemente expuesto en su composición Epitafio a Isaac, Albéniz siendo incuestionables el dominio y naturalidad idiomática con las que fusiona la ‘música culta’ y lo flamenco con su gusto musical exquisito. También es importante detenerse a situar el contexto artístico en el que Albéniz baña sus ideas. Martín Llade escribe el libreto que acompaña a la grabación (cuya lectura cada vez me parece más fundamental para comprender la música que se va a recibir) y nos expone varios motivos —extraídos de expertos como Clark o Javier Riba— por los que Albéniz habría tenido la guitarra muy a mano, por ejemplo, sus vínculos sociales con El Lucena, Antonio Barrios y la posible coincidencia con guitarristas clásicos como Tárrega o Miguel Llobet. Todo esto generó el perfecto caldo de cultivo para que Albéniz transmitiera desde el piano que él conocía a la perfección, la guitarra flamenca y sutil con la que soñaba y que hoy se materializa en Albéniz Flamenco.
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