Reseña | Alba Eterna

Aunque por lo general es frecuente mantener una pose de modernidad dando apariencia de admirar algo que no se entiende, quizá por evitar parecer inferior o por mantener el buen rollo, sé que hablo en nombre de mucha gente cuando afirmo, sinceramente, que mi relación con lo que se viene a llamar música contemporánea es complicada. Si me gusta, bien, pero si no… no me interesa, porque hay tanto y tanto buen repertorio reconocido y por descubrir y porque no estoy dispuesto a valorar lo nuevo porque sí si no aprecio calidad (de pensamiento, de estructura) y belleza. Que es muy relativo lo de bello y la calidad, bueno… bajo mi punto de vista no todo vale y casi todo está inventado.

Eso no me determina a escuchar con escepticismo, sino más bien al contrario, me predispone con avidez a encontrar algo que me guste de lo que se compone ahora, lo cual no ocurre con frecuencia. Y me encuentro con este doble álbum, una ópera en catalán, con buenos cantantes y una orquesta que muestra aparato y esmero en la calidad de la interpretación. Me ha encantado y he descubierto a un Albert Guinovart que, sin inventarse casi nada, propone un discurso ingenioso y simpático, rico en ideas afines a lo que ocurre, en un mar de dieciséis escenas (en dos actos) donde confluyen ríos de cauces musicales tan diversos y variados como Stravinski, Poulenc, Montsalvatge, algo de Disney, Broadway, Kurt Weill y hasta se asoma Bernstein e incluso Mompou, logrando momentos sugerentes, capaces de atrapar al oyente y, por supuesto, al melómano. Creo que, si a usted, lector, le gusta la buena música, Alba Eterna será un deleite a prolongar en el tiempo… protagonista, junto a la belleza y el amor, de esta ópera estrenada en 2019 en el Teatre Fortuny de Reus, ahora muy bien traída al disco por Sony con la Franz Schubert Filharmonia, dirigida por Tomás Grau, y las eficaces voces de Marta Mathéu, Anna Alàs, Marc Sala y Josep-Ramón Olivé. Les recomiendo busquen Alba Eterna, en soporte físico o digital, y se deleiten con una agradable propuesta posible de oírse y digna de escucharse.

Por Antonio Soria